Presentación de 'La España perdida', de Alberto Bárcena, en el CEU
Lo que ocurrió en el Aula Magna de la Universidad CEU-San Pablo el pasado miércoles, día 22 de enero, fue algo más que la presentación de un libro. De entrada, para presentar un libro se acostumbra a elegir un espacio reducido, porque a este tipo de actos suelen acudir pocas personas. Por eso el primer dato que llama la atención es que se hubiese elegido ese inmenso Aula Magna, con capacidad para cientos de personas, y lo que es más significativo: se llenó.
La convocatoria, en efecto, invitaba a la presentación del segundo tomo de La pérdida de España, escrito por el profesor de la Universidad CEU-San Pablo Alberto Bárcena, cuya portada es un auténtico soplamocos al sectarismo y totalitarismo de la llamada ley de memoria histórica. Y lo que allí quedó de manifiesto es que ya hay gente que ha perdido el miedo.
Este sectario gobierno de coalición de socialistas, comunistas y separatistas pretende doblegar a los españoles, para imponer una mentira histórica
Este sectario gobierno de coalición de socialistas, comunistas y separatistas pretende doblegar a los españoles, para imponer una mentira histórica, a base de multas y de cárcel, y lo podrá hacer porque ha sometido a las principales instituciones del Estado, por lo que en cualquier momento puede comenzar la persecución. Pero en el acto del día 22 ya citado quedó de manifiesto que, presos o arruinados por las multas de los socialistas y los comunistas, ya hay un sector de españoles que no está dispuesto a que le arrebaten la dignidad.
De los participantes en la mesa de la presentación del libro, tengo que destacar por su calidad de anfitrión al profesor Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y máxima autoridad de la Universidad CEU-San Pablo. Hay que reconocer que cuando otras Universidades que por su carácter fundacional tendrían que levantar la voz ante lo que está sucediendo en España, atenazadas por una cobardía despreciable se parapetan en un silencio mezquino para seguir haciendo caja, en lugar de defender la verdad…, pues hay que reconocer que a diferencia de tanto cobardica, Alfonso Bullón de Mendoza desde la institución que preside ha puesto pie en pared, al aceptar la presidencia de la presentación del libro de Alberto Bárcena.
A diferencia de la cobardía que hay en tantas Universidades, Alfonso Bullón de Mendoza preside la presentación del libro de Alberto Bárcena
Participó en la presentación el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, cuya intervención se puede dividir —como se puede escuchar en el video colgado en la red— en dos partes: la primera, brillante y la segunda, esperanzadora. Comenzó explicando lo que se entiende por Teología de la Historia, según el esquema trazado por San Agustín de Hipona, la existencia de las dos ciudades, porque esa es la orientación con la que Alberto Bárcena escribió ya en su día el libro de Iglesia y Masonería, y con ese mismo criterio ha dado a luz ahora estos dos tomos de La pérdida de España.
Y cuando acabo esta explicación de la Teología de la Historia, Jorge Fernández Díaz anunció que iba a hacer públicas unas palabras que le había dicho el papa Benedicto XVI en audiencia privada el 17 de junio de 2015, porque lo que le dijo fueron palabras de esperanza. Y entonces sucedió algo inefable, cuando los asistentes escucharon el nombre del Papa emérito se hizo un silencio reverencial en la sala, que se prolongó durante un tiempo y que cada cual lo interprete como quiera.
El diablo ataca más a los mejores, y por eso ataca a España y quiere destruir España. El diablo sabe lo que ha hecho España a lo largo de su Historia
Dijo Jorge Fernández Díaz que, en un momento de la audiencia, le pidió al Papa oraciones para remediar la situación de España. Y entonces Benedicto XVI le interrumpió con toda dulzura y le dijo lo siguiente:
—El diablo quiere destruir España… El diablo quiere destruir España. El diablo ataca más a los mejores, y por eso ataca a España y quiere destruir España. El diablo sabe lo que ha hecho España a lo largo de su Historia: la evangelización de América, el papel de España durante la Contrarreforma, la persecución religiosa durante los años treinta del siglo pasado. Pero tenga confianza, los enemigos de Dios y de la Iglesia hacen mucho ruido y están muy presentes en los medios, pero sin salir en los medios y sin hacer ruido hay mucha gente que reza. Y esa oración es muy poderosa —y en este momento la sala rompió en aplausos—. Pero le voy a decir las armas con las que vencer al diablo y no va conseguir destruir España: la primera, la humildad; la segunda, la oración; la tercera, el sufrimiento y la cuarta, la devoción a la Santísima Virgen. Y como en el Evangelio del próximo domingo, en el momento oportuno el Señor actuará, el diablo no lo conseguirá. —Y aclaró Jorge Fernández Díaz que el Evangelio contaba el episodio del mar de Galilea, donde se levantó una tempestad, mientras Jesús dormía en la barca, y le despiertan los discípulos al grito de ¡Sálvanos, que perecemos! Y el Señor calmó la tempestad.
Para vencer al diablo, según Benedicto XVI, las armas son: humildad, oración, sufrimiento y devoción a la Santísima Virgen
La intervención de Luis Alfonso de Borbón estuvo plena de emoción de principio a fin. Recordó a sus dos bisabuelos, Alfonso XIII y Francisco Franco, los dos jefes de Estado de España que ocuparon ese cargo durante más de las dos terceras partes del siglo XX. Denunció la mentira con la que se quiere presentar el legado de Franco y la persecución a la que ha sido sometido, rematada con la profanación de su tumba. Se le quebraba la voz, recordando cómo sacó a hombros los restos de Franco en aquella vacía explanada del Valle de los Caídos. “No había nadie —dijo— pero nos vio todo el mundo. Al Gobierno le salió todo mal”. Y al concluir su intervención sucedió lo inesperado, los asistentes rompieron con fuerza a aplaudir, mientras aplaudían la sala en pleno se puso en pie y aquel aplauso, repleto de respeto y de cariño hacia Luis Alfonso y por extensión a Franco, no se acababa nunca y duró varios minutos.
El aplauso de todos, puestos en pie, al prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, fue apoteósico
No me voy a detener en la intervención de Alfonso Bullón de Mendoza, porque siendo brillante, me parece todavía más significativa su presencia, que ya ha sido comentada.
Tampoco voy a analizar la lección magistral de Historia que dio Alberto Bárcena con su intervención, porque es mejor escucharla, que leer un resumen. Pero si que quiero mencionar la referencia que Bárcena hizo a la presencia en el acto del prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera. Y entonces el aplauso de todos, puestos en pie, fue apoteósico, indescriptible. Y yo sé de uno que, en esos momentos, recordando el abandono y el silencio de la jerarquía española, tuvo que dejar de aplaudir para secarse las lágrimas…, pero lo siento, querido lector, no me está permitido desvelar su identidad.
Javier Paredes
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá