La Iglesia no busca la igualdad, eso es cosa de Irene Montero: la Iglesia busca la justicia, que es otra cosa
El lema de la Campaña contra el Hambre de la institución de la Iglesia, Manos Unidas, es el siguiente: “Frenar la desigualdad está en tus manos”. En su página WEB, Manos Unidas, por decirlo así, la Cáritas Internacional, (aunque también existe Caritas Internacional, que conste), se califica a sí misma de ‘ONG’, siglas de organización no gubernamental a la que, como es sabido. Sólo le sobra la ’n’.
Con ello se demuestra el grado de secularización al que han llegado Cáritas y Manos Unidas, dos organizaciones corporativas de la Iglesia católica: se han convertido en ONG’s.
Porque la iglesia no pregona la solidaridad sino como parte de un todo mucho más amplio y compacto llamado caridad, o sea amor. Una ONG no evangeliza, primera tarea de la Iglesia, que nunca debe olvidar que no sólo de pan vive el hombre. En consecuencia, la Iglesia no busca la igualdad, eso es cosa de Irene Montero: la Iglesia busca la justicia, que es otra cosa.
Si Manos Unidas o Cáritas se avergüenzan de Cristo, mejor que cierren
En concreto, lo que distingue a la Iglesia es que busca la salvación del cuerpo pero antes que eso la salvación del alma, sobre todo porque “no sólo de pan vive el hombre”.
Hay vicarios de la Iglesia en Cáritas Madrid que han dimitido porque los muy laicos dirigentes de la institución eclesial se negaban a poner un crucifijo en la sede de Cáritas, no fuera a ofender a los musulmanes que venían a pedir, o a exigir, ayuda.
Lo malo de la neutralidad no sólo es la deslealtad, sobre todo cuando es deslealtad a Cristo, sino también la ineficacia
Cuando Caritas se convierte en una ONG y la caridad se convierte en solidaridad, lo malo no sólo es que resulte infiel a su misión sino, que, encima, el Estado termina por despreciarla. Lógico: el Estado tiene mucha más potencia de fuego y, además, teledirige su ayuda a la pobreza ideológicamente, siempre con ansias electorales. Recuerden: lo malo de la neutralidad no sólo es la deslealtad, sobre todo cuando es deslealtad a Cristo, sino también la ineficacia.