- La caridad exige intolerancia extrema ante el error, al tiempo que abrir los brazos al errado: no al revés.
- San Eulogio habría hablado contra Podemos, PSOE, Ciudadanos y PP.
- Y eso sí, se habría puesto de parte de los mártires de hoy, los cristianos coherentes.
- Todo un ejemplo para algunos clérigos, incluso obispos, de hoy.
Hoy sábado, nueve de enero, la Iglesia celebra la festividad de San Eulogio de Córdoba, martirizado por el Califato islámico más poderoso de la historia en el año 859. Se celebra la festividad de San Eulogio. La verdad es que con
Eulogio de Córdoba sólo tengo de común el nombre, pero no me negarán que menos da una piedra.
Su muerta resume su vida: cuando, como hacen los poderosos hoy, el emir cordobés le pidió que hablara de Mahoma –es decir, que alabara a Mahoma-, San Eulogio empezó a soltar por esa boca… la verdad. Y claro, fue decapitado. Este muchacho no aspiraba a nota en la escuela diplomática.
Y conste que era un intelectual de aquella época. Pudo hacer carrera civil y eclesiástica todo a un tiempo si hubiera evitado meterse en líos. Peor un tipo que amaba la vida con pasión y por eso prefirió vivirla intensamente. Se dedicó a dos cosas: en la capital del mundo de aquel entonces, regido por el fanatismo islámico, habló constantemente de Cristo y recordó a quien quiso oírle la doctrina de Jesús de Nazaret y los enormes embustes del poder islámico, ,. Este chico, San Eulogio, era poco postmoderno.
La segunda cosa a la que se dedicó fue a sostener la fe de los mártires de Córdoba, es decir, de los cristianos coherentes con su fe y que no pactaban con la verdad. Eulogio se enfrentó al poder político, económico y, sobre todo, el poder más alienante de todos, el cultural, hoy conocido como lo políticamente correcto.
Sobre todo, porque lo políticamente correcto no ofrecía agarradera alguna para un cristiano coherente. La caridad cristiana exige intolerancia extrema ante el error y abrir los brazos al errado: no al revés.
Ejemplo: San Eulogio no hubiera congeniado con ninguno de los cuatro partidos que hoy lideran España… para desgracia de España. Hubiera hablado y compartido todo lo compartible con los líderes de Podemos, pero recordando a todos los cristianos que en cuanto pueden, estos neo-comunistas se dedicarán a incendiar iglesias.
Por ahora, sólo las profanan… que, según como se mire, resulta más grave.
San Eulogio hubiera dejado claro que la progresía de izquierda de PSOE y la progresía de derechas de Ciudadanos no es más que eso: progresía y, por tanto, relativismo anticristiano, inaceptable para quien crea en Cristo.
San Eulogio no se habría dejado engañar por
el mal menor del PP y habría puesto en evidencia que la tibieza de Rajoy no es aceptable, en ningún caso, para un hombre de fe.
Pero, sobre todo, San Eulogio protegía a los mártires del emir cordobés de su época, entroncada en
la feroz y repugnante saga de los abderramanes. Esa saga sobre la que, ahora, tanto cateto español del siglo XXI canta las maravillas: unos bastardos tan refinados como salvajes.
Es decir. San Eulogio pertenecía a una jerarquía eclesiástica –era obispo, no lo olvidemos- que no miraba con disgusto a los mártires, como si fueran unos radicales que una especie de fanáticos que imposibilitan un sano entendimiento con el mundo, sino como lo que son:
gente de conciencia recta y coherencia viva que, muy prudentemente, preferían la muerte antes que traicionar al Señor de la Vida.
Sí, toda una lección para algunos clérigos de hoy.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com