• Y la persecución en Oriente.
  • El subcontinente indio, una de las zonas más pobladas del planeta, se ha convertido en un matadero de cristianos.
  • El número de mártires, naturalmente cristianos, se dispara en todo el mundo.
  • Pero el Occidente cristiano guarda silencio, no vaya a ser que cunda el ejemplo.
  • Hablar de persecución religiosa en Madrid, por ejemplo, se considera de muy mal gusto.
El año 2015 ha resultado nefasto para los cristianos: el número de mártires aumentó en un 60%. Nadie dice nada porque a nadie le importa un pimiento que asesinen cristianos. El enemigo -sí, ése que usted está pensando- sabe que la sangre de los mártires es semilla de cristianos: hay que ocultarlo. Mejor, que pase inadvertido. Además, podría descubrirse que la inmensa mayoría de los asesinados por su fe son cristianos y que los verdugos por razón de fe rarísima vez son cristianos. El subcontinente indio, una de las zonas más pobladas del planeta, constituye hoy el principal enemigo de la seguridad física de los cristianos. La mezcla de hinduismo panteísta y de Islam fanatizado han convertido a Paquistán, Bangladesh y la propia India en zona de alto riesgo para los cristianos ante los salvajes hindúes o mahometanos. Pero no se preocupen, esto no lo oirá en Occidente, en el Occidente cristiano. Aquí también se persigue a los cristianos, sólo que se trata de una persecución silenciosa; se les somete al silencio o al chantaje. Sí, al chantaje de convertirse en cristianos tibios si quieren medrar en su profesión o en su vida pública. Y lo malo es que la tibieza cunde: los hay que sólo están dispuestos a vivir el  cristianismo clandestino. Vamos, sin hacer mucho ruido. De hecho, hablar de persecución religiosa en, por ejemplo, Madrid, se considera hoy de muy mal gusto. Eulogio López eulogio@hispanidad.com