• Patriotismo viene de padre, de sentirse orgulloso de mi origen que no de mis actos.
  • La patria primera del hombre es su hogar. De ahí, hacia arriba.
  • Y sí, nos falta patriotismo.
  • Patriotismo trufado por una fe y un idioma comunes. Fe para amar, lengua para pensar.
Como ya tenemos nuevo Gobierno es el momento idóneo para hablar de patriotismo. Al menos, un momento tan bueno como cualquier otro. Una cosa es enorgullecerse de ser español, puro orgullo, y otra cosa es enorgullecerse de España. ¿Cuál es la patria fundamental del hombre? La familia, que resulta de lo más abarcable. De hecho, el término patriotismo deriva de padre. Sentirse orgulloso del padre es una virtud, sentirse orgulloso de uno mismo es el más trágico de los defectos, el que condujo al pecado original. Es, de hecho, el único vicio, el único pecado: la soberbia. El resto, meros derivados. La segunda patria, la ciudad, que es menos abarcable que la ciudad. De hecho, la patria nació de la ciudad-Estado. A partir de ahí, el sentimiento de patria se diluye. Y cuando llegamos al imperio, bueno, entonces mucho me temo que el patriotismo ya ha muerto: un imperio es inabarcable. En cualquier caso, el patriotismo se mantiene mientras haya unos principios comunes, un modelo de vida en común. Eso es hablar de religión, de cultura, es decir, de culto. En segundo lugar, de idioma: sin idioma común es difícil que haya patria común. Chesterton, que vivió el gran imperio inglés victoriano, aseguraba que "Cuando el idioma anglosajón sea hablado en todo el mundo, serán pocos los que conozcan la lengua inglesa". Por eso prefería la ciudadanía al imperio. Por eso, también, criticó a su patria, Inglaterra, a la que amaba, cuando pretendía 'imperar' en el mundo, ya fuera colonizando Irlanda, por católica, o conquistando Sudáfrica, para atesorar el oro del Transvaal. Y sí, en España nos hace falta patriotismo. En primer lugar, familiar, luego ciudadano, finalmente, nacional. A partir de ahí ya hablamos de otra cosa. Y todo ello trufado por una fe y un idioma comunes. Fe para amar, lengua para pensar. Eulogio López eulogio@hispanidad.com