- La necedad cientifista consiste en plantear una alternativa entre creación y evolución.
- Para que algo evolucione primero tiene que existir y para que exista primero tiene que ser creado.
- Y la evolución permanente no sirve: los procesos pueden no tener fin pero no pueden carecer de principio.
- Nadie se crea a sí mismo.
Sobre
mi artículo de ayer jueves dedicado al nuevo descubrimiento sobre ondas gravitacionales me dice un lector que
los evolucionistas no pretenden negar la creación. Lo admito pero, hombre, el hecho de que muchos evolucionistas interpreten el creacionismo como una sutileza religiosa -en el mejor de los casos; en el peor, como una estafa religiosa- mientras presentan la evolución como una ley 'científica' inapelable -no, no es una ley, sólo es una teoría científica- me permitiré albergar una cierta sospecha
sobre las intenciones de los partidarios de la evolución.
En cualquier caso,
no se pueden oponer creación y evolución. La creación habla del origen de las cosas, la evolución del desarrollo de esas cosas. Por eso, por ejemplo, los cristianos no tienen ningún problema en aceptar la evolución, siempre que no pretendan explicarnos con ello
ni el origen de la vida ni mucho menos, el origen de la realidad espiritual, es decir, inmaterial.
Pero lo que me preocupa es otra cosa:
el creacionismo no es una alternativa, ni una hipótesis, ni una teoría: es una tautología. La necedad cientifista consiste en plantear una alternativa entre creación y evolución,
porque para que algo evolucione, primero tiene que existir. Y para poder existir antes debe ser creado.
Y nada más irracional, reaccionario y cavernívola que la teoría de la evolución permanente,
sin origen ni fin. Porque un proceso puede no tener fin pero en ningún caso puede carecer de principio.
Creado por otro, claro
porque el salto de la nada al ser nunca es apto para autodidactas: se precisa del otro, del creador. ¿O es que conoce alguien, o algo, que se haya creado a sí mismo?
Por tanto, el creacionismo, es decir, la creación, no es una alternativa: es una necesidad.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com