Con el cadáver de Franco se pretenden dos cosas: un rédito electoral -discutible- y un ataque directo a la Iglesia católica
No sé ustedes, pero yo confieso que todavía tengo mis dudas sobre la famosa –o famosas, que ya hablan de varias- carta/as que el cardenal Parolin, secretario de Estado del Vaticano habría mandado a la vicepresidenta del Gobierno español, doña Carmen Calvo Poyato, aduciendo que el Vaticano no se opone a la exhumación de Franco del Valle de los Caídos.
Entiendan que no me fíe, pero es que fue el propio Parolin quien tuvo que desmentir a la vicepresidenta del Gobierno español cuando afirmó que el Vaticano tampoco quería que Franco fuera inhumado en La Almudena.
Con el cadáver de Franco se pretenden dos cosas: un rédito electoral -discutible- y un ataque directo a la Iglesia católica
Para entendernos, el problema no es el cadáver de Franco, sino la hipocresía de Calvo. La vicepresidenta y el presidente Sánchez utilizan la momia de Franco como baza electoral y para saciar su aversión a la Iglesia católica. Y es que lo que realmente no soportan ni Pedro Sánchez ni Carmen Calvo Poyato es la enorme cruz del Valle de los Caídos, la más grande del sur de Europa, que domina toda la sierra de Madrid. Tampoco soportan a la comunidad de benedictinos allí radicada, ni soportan las muchas actividades religiosas, por ejemplos retiros espirituales, que se desarrollan en la basílica donde está enterrado Franco.
Además, les encanta humillar a la Iglesia católica porque si bien puede ser cierto que el Vaticano no se ha opuesto a la exhumación, sí que se ha opuesto (el mismísimo Parolin tuvo que desmentir a la mentirosa Calvo Poyato) a la inhumación de los restos de Franco en la catedral de La Almudena. En algún sitio habrá que enterrar el pérfido dictador.
Y cuidado, que puede convertirse en un ‘boomerang’ para el PSOE
En cualquier caso, es toda una hipocresía de la muy hipócrita Calvo Poyato: no se trata de no rendir pleitesía a Franco, sino de utilizarlo como arma electoral y, de paso, de propinarle una toba al cura. ¡Pues dígalo, señora, dígalo! Y déjese de monsergas.
Francisco Franco no ha recibido pleitesía alguna como político ni se han producido actos de exaltación de su figura… precisamente por estar enterrado en una basílica. De eso, de no politizar su imagen, se han encargado los monjes. Es justo lo contrario de lo que asegura el Gobierno Sánchez… que lo que busca es otra cosa.