- Los convencidos de que vivimos en tiempos postreros han dejado de ser minoría para convertirse en legión.
- Sobre el fin de los tiempos no puede haber otra cosa que confusión, porque podemos vislumbrar el cómo pero no el cuándo.
- La sabiduría insinúa que Dios es omnipotente, pero su voluntad se acomoda a la oración de hombre.
Los convencidos de que el juicio de las naciones, que no el fin del mundo está próximo, han dejado de ser minoría para convertirse en legión. Otra cosa es que cada cual, dentro de la confusión reinante (sobre el fin de los tiempos no puede haber otra cosa que confusión, pues así está escrito), decida el cómo y el cuándo de ese final.
Sobre el cómo sí poseemos datos,
especialmente los facilitados por Jesucristo en el Evangelio, en el capítulo 24 de San Mateo. Sobre el cuándo toda lucubración se convierte en divagación y toda apuesta en obsesión. Una cosa es conocer el diagnóstico del enfermo y otra saber curarlo o saber predecir el plano inclinado que le llevará al final. Y si desconocemos el cuándo también andamos despistados respecto al ritmo con el que nos aproximamos a él. Además,
la sabiduría nunca olvida que Dios es omnipotente pero sus planes cambian según la oración de los poco potentes humanoides.
Pues bien, las revelaciones a la madrileña Marga, vertidos en dos libros (
La verdadera revelación al Corazón de Jesús y
El Triunfo de la Inmaculada) son revelaciones en las que el abajo firmante sí cree, fiado en su discernimiento, don sobre cuya cantidad e intensidad sí albergo dudas.
Pues bien,
escribe Marga estas revelaciones del Santísimo sobre las postrimerías: "
Os parecerá cuando estéis en los padecimientos, que éstos no tienen final. Pero sí lo tienen, debéis poner vuestra confianza en Mí y en mis promesas".
Y luego viene algo mejor.
Cristo advierte que sí podréis resistir, "conmigo", pero también dice algo más sorprendente sobre esos tiempos finales de la actual civilización que muchos se imaginan terribles.
Ojo al dato: "
Será, al mismo tiempo, un tiempo gozoso. No penséis que sólo es sacrificio. Gozoso para los que, acogiéndose a la cruz viven un martirio tierno y delicado".
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com