- Alfonso Ussía defiende al Rey, al que considera muy por encima del nivel moral de los políticos.
- Pero Alfonso, Felipe VI ha abdicado de sus principios cristianos, es decir, de esa autoridad moral a la que, con mucha razón, aludes.
- El buen árbitro no es el que no habla: es el que aplica el Reglamento por encima de lo que pretendan Leo Messi o Cristiano Ronaldo.
- La Monarquía española no puede dar lecciones de moral desde que firmó leyes inicuas, como las del aborto.
En cuanto alguien,
por ejemplo Hispanidad, le recuerda a Su Majestad, el Rey de España, que
no es una figura decorativa y que la situación política actual exige que se moje un poquito, surgen los cortesanos de ocasión. Hoy, por ejemplo, he leído una defensa, cuando menos curiosa, de Felipe VI (
en la imagen), en la que se dice, justo en vísperas de que reciba a los representantes del nuevo parlamento, que "
no se pueden recibir visitas mientras tu hermana está sentada en el banquillo". Pues oiga, a lo mejor tiene que esperar -esperemos que no-
meses antes de volver a ejercer como árbitro de la unidad de España y del juego político.
Dice
ese gran escritor que es Alfonso Ussía, en La Razón: "
El rey -lo que nunca podría ser un presidente de la República- representa la autoridad moral e institucional que sobrevuela a los partidos políticos".
Querido Alfonso, sólo te has equivocado en el verbo: deberías haber empleado el condicional. En efecto,
el monarca debería representar esto mismo: la fuerza moral, el problema es que no lo hace. Porque el buen árbitro no es don Tancredo: es aquel sujeto imparcial pero que aplica el reglamento, es decir,
los principios morales ante los que no se puede ceder en ningún caso, aunque pretendan hacerlo, al alimón, Leo Messi y Cristiano Ronaldo.
La inacción, en ese caso, no es elegancia, Alfonso, es cobardía. Significa que mantenerte en el Trono, donde no se está nada mal, te importa más que el bien de España. Y recuerde Majestad:
España es más importante que mantenerse en el Trono. O que el mismo Trono.
Por lo demás hace mucho tiempo, Alfonso, que
Felipe VI abdicó de sus principios cristianos, es decir, de esa autoridad moral a la que, con mucha razón, aludes. Ya lo hizo su padre cuando rubricó leyes inicuas, como la del aborto.
Hispanidad
redaccion@hispanidad.com