Sr. Director:

Ante las próximas elecciones, no son pocos los que, no fiándose del voto por correo, optaron por introducir directamente sus papeletas en las urnas, asumiendo las incomodidades propias de la cálida fecha electoral que Pedro Sánchez, el limpio, nos ha impuesto pensando en nuestro bien. Pero esta decisión puede implicar un serio riesgo que conviene conocer para no llevarse un disgusto añadido al de haberse quedado hasta ese día en casa (o venir a votar desde su lugar de veraneo), para ejercer el sufragio activo en vivo y en directo. Y es que, dada la feliz fecha, es muy previsible que a primerísima hora de la mañana en que han de constituirse las mesas electorales, falte un gran número de los inicialmente designados para integrarlas (presidente, vocales y sus respectivos sustitutos). En estos casos, al margen de la posible sanción a los incomparecientes, si la mesa no llega a constituirse, la ley permite que se sustituya a los ausentes designando a los primeros votantes que aparezcan por el colegio electoral, si reúnen los requisitos legales para desempeñar esas funciones. 

En conclusión: que más de uno/a que acude a primera hora a votar con la intención de irse después enseguida a festejar el domingo o regresar a su lugar de veraneo, corre el riesgo de ser cazado a lazo para integrar la mesa electoral donde falte alguno de sus componentes. De esta bonita manera, tan diligente y tempranero votante se quedaría todo el día al pie de la urna; aunque eso sí: agradeciendo a Pedro, el limpio, el gozo de participar tan activamente en la fiesta de la democracia.