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Sr. Director:
¿Prolífico? El Espíritu Santo sopla donde quiere, cuando quiere, con quien quiere y como quiere. Con 84 años creo que el Espíritu me inspira a escribir y me explico según creo; no me gustan las medias tintas. Y sin duda alguna más prolífico es Satanás y sus secuaces. La situación actual de la sociedad y de la Iglesia Católica es de extrema gravedad, no creo que sea excesiva esa calificación. Hay que empezar por decir que las apariciones no es obligatorio creer en ellas, como por ejemplo Lourdes, Fátima, Garabandal etc., pero tampoco es sensato hacer caso omiso de esos mensajes, que llaman a la conversión, al sacrificio, a la oración, etc. en el caso de Garabandal, aparte de los acontecimientos que allí ocurrieron, lo más importante de todo lo sucedido fue el último mensaje dado por la Santísima Virgen. Había transcurrido más de un año y aquellos acontecimientos parecían ya olvidados, y Conchita anuncia que la Santísima Virgen va a dar un Mensaje para el mundo. El texto es apocalíptico; este Mensaje lo he viso yo publicado de puño y letra de Conchita, que envió a la Parroquia al cumplirse 50 años de las apariciones, texto integro: “Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi Mensaje del 18 de octubre, os diré que éste es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los cardenales, obispos y sacerdotes van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas.
A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros, con nuestros esfuerzos. Si le pedía perdón con vuestras almas sinceras Dios os perdonará. Yo, Vuestra Madre, por intercesión del ángel San Miguel os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús.” La fecha el Mensaje 18 de Junio de 1965. Ahora comparemos la situación de la Iglesia y de la sociedad de aquella época con la actual; ambas son irreconocibles. Es evidente que la Santísima Virgen nos alerta que íbamos por mal camino, no hemos hecho caso de su maternal desvelo. Con la pandemia del coronavirus, Dios nos envía una purificación para que nos enmendemos; la Iglesia Católica parece que no entiende que este coronavirus igual que todos los males, son consecuencia del pecado. Dios, Padre Misericordioso nos envió a su Único y Divino Hijo, para que nos librase del pecado y de la muerte eterna. Dice San Pablo: “dónde abundó el pecado sobreabundo la Gracia” y ¿Qué hemos hecho? Hemos olvidado y hecho inútil la Pasión y Muerte de Cristo, lo importante es el hombre. ¿Seguiremos obstinadamente promoviendo nuestro propio castigo? ¿Recuperará la Iglesia Católica su identidad sagrada? La Vida de la Iglesia es la DIVINA EUCARISTÍA Y NO PUEDE SEGUIR SIENDO OBJETO DE PROFANACIONES, SACRILEGIOS E INDIFERENCIA.