El presidente, Trump, junto a su antecesor en el cargo, Obama.
El grosero Donald Trump defiende la vida; el finísimo Barack Obama es un entusiasta de la muerte. Es decir, que me quedo con Trump.
El presidente norteamericano acaba de nombrar a Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo y ahora la prensa progre tiembla ante la posibilidad de que el aborto sea ilegalizado en EEUU. No caerá esa breva pero, al menos, todos los pasos del denostado Trump van en defensa del más débil (el concebido y no nacido), mientras, Obama se regodea en el infanticidio y la eugenesia.
Me quedo con Donald. ¡Viva Trump!