Urge expulsar a los 928.000 habitantes de San Francisco para que los gorriones de corona blanca puedan entonar melódicos cantos
Lo publica la prestigiosa revista científica 'Science': las aves de California han mejorado su calidad cantando tras el confinamiento.
Según la investigación, -publica ABC- la reducción del ruido provocado por el hombre -recuerden que la culpa de todo es siempre del ser humano- en el confinamiento por la pandemia mundial ha llevado a que algunas aves de California retomaran niveles de calidad en su canto que no se observaban desde hacía medio siglo. En concreto, el equipo liderado por Elizabeth Derryberry (Universidad de Tennessee, Knoxville), Jennifer Philips (Universidad Politécnica Estatal de California) y David Luther (Universidad George Mason) se fijó en los gorriones de corona blanca del área de la Bahía de San Francisco. Utilizando registros anteriores y posteriores al cierre en entornos tanto urbanos como rurales de la zona pudieron constatar que el hombre era causa directa de los cambios regionales en el canto de los pájaros observados con anterioridad. Unos cambios que afectan sobre todo a la capacidad de los machos para defender sus territorios.
Esta conclusión fue posible gracias a que el equipo de Derryberry lleva años monitorizando las poblaciones de gorriones en la Bahía de San Francisco. Trabajos anteriores habían demostrado que a medida que los niveles de ruido urbano aumentaban -principalmente debido al tráfico-, las aves se iban desplazando para cantar canciones con frecuencias mínimas más altas, «lo que aumenta la distancia de comunicación, aunque a costa de una menor interpretación vocal», explican los investigadores. Es decir, los pájaros se alejaban y cantaban más alto, pero con una calidad menor.
Además, los resultados revelan la rapidez con la que las aves pueden adaptarse a los entornos cambiantes y sugieren que poner solución al ruido antropogénico de forma duradera podría fomentar no solo la mejora del canto de las aves, sino la diversidad de otras especies. Conclusión: encerremos al casi millón de habitantes de San Francisco -y a toda la problación mundial, si es posible- para que los pájaron entonen melódicos cantos. Lo dice 'Science', lo dice la ciencia.