Luego dirán que este Gobierno no es divertido. El numerito del martes de José Manuel Albares, a costa del 'no' aplazado de Europa a la consideración del catalán, el gallego y el euskera como lenguas de la UE, enterneció este viejo corazón. 

El canciller español -esta denominación le encanta-, casi lloroso, ante las cámaras, explicó que seguirá luchando por la conversión de los tres idiomas periféricos españoles en idiomas europeos. Y la cosa tenía su gracia por cuanto suponía que Albares suspiraba, en lengua española, por el catalán, el gallego y el euskera.

 

 

Y es que Europa le ha respondido a España -¡qué vergüenza!- que si hacen oficial en Europa a esas tres lenguas de Cataluña, Galicia y Euskadi, vendrán detrás las 50 lenguas habladas en los 27 países miembros y pedirán lo mismo.

Y luego está la normativa UE que, aunque el gallego Feijóo lo explicara fatal significa que no puede ser oficial en Europa un idioma que no lo es en 'todo' el territorio de un país miembro. Lo que, dicho sea de paso, tiene su lógica.

Por último pero no menos importante: la Unión Europea es una torre de Babel donde el gasto en traducciones se lleva más del 1% del presupuesto total, lo cual es una barbaridad de tal calibre que mejor no pasar a los números, para no asustarnos. Sólo faltaba que el ejercito de traductores orales y escritos se ampliara ahora con un realmente de traductores a los nuevos tres lenguas de la UE. Albares se compromete a pagar el sobrecoste -con trampas pero dejemos eso- pero eso supondría que los españoles pagaríamos más por el uso, de las tres lenguas periféricas en Bruselas que por el uso de la lengua española, la segunda del mundo... ¡Toma ya!

Ahora bien, cuidado con la consecuencia derivada del 'no', temporal, de la UE al dolido señorito Albares: de inmediato, los indepes de la España rota, catalanes, vascos y gallegos, con Puchi al frente, arremetieron no contra la Europa que les dice 'no' ni contra el Gobierno Sánchez que les hizo perder el partido, sino contra el malvado PP. Esto quiere decir dos cosas, que Junts, ERC, PNV, Bildu BNG y, sobre todo, Sumar, consideran que en efecto el PP puede llegar al poder y que ante todo Sánchez puede caer. Entiendo su preocupación: Lógico, ¿qué va a ser de los orcos de Mordor si Pedro cae?