Con prisas, como los ladrones y los malos toreros, el Ministerio de la Vivienda ha convocado un concurso para gestionar su campaña de comunicación para el periodo 2005-2008. Ya se sabe que en relaciones públicas lo importante no es hacer las cosas bien, sino saberlas comunicar. El problema de envolver el humo en celofán es que la primera vez cuela, pero la segunda, molesta. Y Trujillo va ya por la enésima.
Ha tirado de chequera para poner en marcha la Sociedad Pública de Alquileres pagando a los comisionistas lo que no está escrito. Y ahora pretende vender a la opinión pública no se sabe qué. Eso sí, todo con pólvora del rey. No es extraño que en un ministerio tan defenestrado políticamente nadie quiera asumir el cargo de vocal asesor del gabinete de la ministra. Porque una cosa es la interinidad y otra la ultrainterinidad. Mucho. Sobre todo si se trata de la discutida Trujillo, la primera que saldrá por la puerta falsa en la primera crisis de gobierno.