Tron Legacy es la secuela de Tron, un título mítico de comienzos de los años 80, considerado todo un pionero dentro del campo de la imagen generada por ordenador.
Como su predecesora, Tron Legacy, supone visualmente todo un reto porque sumerge al espectador en un mundo virtual, donde luchan (entre sí) programas informáticos. Hasta ese escenario nos conduce su protagonista, Sam Flynn, el heredero de una poderosa compañía de videojuegos e hijo único de Kevin, un hombre desaparecido hace 20 años que creía que la esperanza de un mundo real se encontraba en un mundo digital perfecto. Sam, sin pretenderlo, traspasará ese umbral y entrará en la Red. Allí deberá enfrentarse a los contratiempos que se le plantearán en el espacio virtual
Como sucedió con Avatar, los aficionados a los avances en imagen en 3D quedarán fascinados por Tron Legacy dado que ensambla, con perfección, los actores de carne y hueso con los creados a partir de captura en movimiento. Igualmente la trepidante acción presente en los videojuegos está perfectamente plasmada y enmarcada con una fantástica banda sonora
Pero, una vez enumerados los hallazgos visuales y técnicos de Tron Legacy hay que confesar que no presenta originalidad en su argumento y se dedica a reescribir clásicos del cine de ciencia-ficción tan famosos como 2001, Odisea del espacio, dejando claro (eso sí) que en la rebelión de la máquina contra el hombre ésta es capaz reprogramar pero nunca de crear.
Por ello, quizás, nos quedemos con el aspecto humano de la historia: esa añoranza y búsqueda incansable del hijo por reunirse con su padre ausente, un anhelo de hoy y de siempre
Para: Amantes de los videojuegos