El plan de Sáenz, que también coordina el grupo industrial (es Iberoamérica, el único segmento del megabanco que no controla, pues ahí manda Francisco Luzón), consiste en el ya publicado en estas pantallas. Vender primero AUNA, luego Cepsa (parcialmente) y finalmente Fenosa, entre otras cosa porque es accionista de los dos primeros.
Sáenz puede vender a la italiana ENEL, puede vender a quien más se lo ha solicitado, las cajas de ahorros españolas y el Banco Pastor, que juntos suman un 15% (frente al 23% del SCH), puede fusionarla con EDP (aunque ésta es la opción menos deseada por Botín y Sáenz, dado que lo que desean es dinero fresco). Pero también puede venderla a fondos de capital riesgo, en una operación de las ya conocidas como CVC (cuyo nombre se debe al fondo más famoso por sus continuas operaciones en España). Para Botín, lo mejor es venderla a un CVC, para la empresa y su plantilla, sin duda lo peor.