Es verdad que Montenegro no tiene nada que ver con el País Vasco, entre otras cosas porque Yugoslavia constituyó una especie de armadura forzosa creada por el comunismo de Tito tras la II Guerra mundial. Las seis comunidades que formaban el país del mariscal nunca se sintieron unidas, a pesar del centralismo de Belgrado, que en algunos aspectos llegó a ser rígido.
Pero no es eso lo que preocupa al gobierno comunitario. La pregunta que se hacen en Bruselas es la siguiente. ¿Puede crearse un país con un 55% de los votos, frente al otro 45% (mejor no entrar en el análisis de la abstención, aunque ha sido mínima)? ¿Puede forzarse a la secesión de Serbia al 45% de los montenegrinos que preferían seguir unidos? ¿Puede la Unión Europea negociar el ingreso de Montenegro sabiendo que no es inimaginable una guerra civil en la ex república yugoslava? ¿Puede crearse una Unión Europea, es decir, una unidad supranacional superadora de antiguos estados, con miembros escindidos de un tronco común? ¿Eso es caminar hacia adelante o hacia atrás? Por último, Alemania tiene 80 millones de habitantes, y están entrando en la Unión países que a veces no alcanzan los 3 millones, es decir, poblaciones más reducidas que muchas ciudades de otros países miembros: ¿Cómo repartir las cuotas de poder y el poder de voto entre miembros tan diversos?