Nueva muestra de que los directores españoles son incapaces de afrontar con una mínima ecuanimidad la Guerra Civil y la postguerra.
Andalucía, 1950. Enrique hace la mili en un juzgado militar a las órdenes de un teniente coronel, tío de su novia. Este destino, cómodo aparentemente, se torna complicado cuando el joven es testigo de los abusos e injusticias constantes que los militares cometen contra los disidentes del régimen franquista.
El director vasco Imanol Uribe ha trasladado a imágenes el guión de Remedios Crespo, que afirma se basó en unos breves escritos de su padre que ejerció como secretario de un juez castrense en la postguerra española.
Formalmente la película es ágil pero demasiado simplista en su maniqueísmo. O lo que es lo mismo: resulta ridícula tanto en la descripción de la exagerada maldad de la que hacen alarde los militares franquistas, que además de autoritarios y crueles son también ladrones, como en las cualidades casi angelicales que adornan a los clandestinos: que son valientes, honrados e, incluso, atractivos…
Con estos mimbres suena todo a falso, incluso lo que supuestamente pueda estar basado en la realidad.
Para: Los que no estén aburridos de ver el mismo enfoque cinematográfico sobre los vencedores y vencidos de la Guerra Civil Española