Por eso, la última andanada del dúo Rubalcaba-Garzón va dirigida contra el nacionalismo catalán y lo de Santa Coloma sólo es una coartada. El PSOE utiliza a la policía y a la Fiscalía para vencer en las urnas por la vía de la corrupción, tanto en España como en Cataluña: en ambas, su gestión es un desastre.
Por la mañana del martes parecía que el objetivo de la operación Santa Coloma de Gramanet era el socialismo catalán, o sea, el PSC, o sea, el PSOE. En parte sí, porque de esta forma el inefable juez Garzón, nuestro héroe, obtenía la coartada necesaria. A estas alturas hasta en Hinojosa del Duque saben que Garzón trabaja para hundir al Partido Popular (desde la más exquisita ortodoxia jurídica, naturalmente) y convenía lanzar una cortina de humo.
Pero por la tarde el asunto había cambiado. Lo del alcalde socialista de Santa Coloma, el pobre Bartomeu Muñoz, era una cortina de humo: el objetivo de la operación diseñada por la pareja de hecho era CIU, ese partido que ha votado en contra de los Presupuestos Generales del Estado y que incluso coquetea con el PP. Si sería señuelo lo del pobre Bartomeu que los socialistas sacaron pecho: desde Madrid, recitando un guión preparado de antemano, el portavoz socialista José Antonio Alonso aseguraba que en el PSOE habrá tolerancia cero contra la corrupción -incluso por delante de la presunción de inocencia, lo cual, viniendo de un juez de profesión como Alonso da que pensar- y el superjetas de José Zaragoza, el líder oculto del PSC catalán, asegurara, en una rueda de prensa preparada de antemano, que iban a por todas, y su servicios de comunicación filtraban a la prensa catalana que el esposo de Manuela de Madre, Antoni Fogué, presidente de la Diputación de Barcelona y con fama de honrado, tomaría las riendas del Ayuntamiento de Santa Coloma... porque se pueden arrojar a la hoguera personas pero no cederle instituciones, esto es, cuotas de poder, al enemigo.
No, el objetivo era CIU y a medida que avanzaba la jornada se centraba el zoom donde debía. Entonces surgieron los nombres de personajes ya amortizados, del tipo Macia Alavedra o Lluis Prenafeta, aunque algunas malas lenguas y buenas mentes nos cuentan que el objetivo son los Pujol. Porque lo de las maragalianas comisiones nacionalistas del 3% tienen que ver con Jordi Pujol junior, lo de los negocios, especialmente a través de INDRA, con su hermano Josep, mientras el parlamentario Oriol Pujol pregona que el pacto en el nacionalismo catalán consiste en que, si Mas no consigue recuperar el Gobierno de la Generalitat, entonces el muy independentista Oriol Pujol tomará el relevo al frente de una CIU más parecida a ERC.
En resumen, la andanada de Santa Coloma, espléndidamente ejecutada por la pareja de hecho que forma el ministro del Interior y el magistrado de la Audiencia Nacional tiene dos objetivos: redimir a Garzón de su sectarismo con un presunto ataque al PSOE, que ya cantaba demasiado su monocultivo anti-PP. El segundo objetivo es el más relevante: evitar el pacto PP-CIU para el Gobierno de España al tiempo que la toma de la Generalitat por Artur Mas. Rubalcaba y Garzón consideran que España se puede teledirigir manejando las pasiones ajenas. En ello estamos.
Pero, ojo, hay que distinguir. CIU, de la mano del portavoz parlamentario en el Congreso de los Diputados, Durán Lleida, está dispuesto a pactar con el Partido Popular en Madrid, a cambio de entrar en el Gobierno. Eso sí, Más, una vez más, le recuerda a Durán que ese pacto no es aceptable si antes CIU no ha recuperado la Generalitat. Y no la puede recuperar en alianza con el PP, porque Rajoy mantiene el recurso de anticonstitucionalidad contra el Estatut catalán. En Cataluña, Mas está dispuesto a pactar con ERC antes que con el PP y formar así un Gobierno autónomo nacionalista. Y no duden, si el Tripartito no es renovable, los independentistas buscarán un bloque nacionalista con tal de mantenerse sus sillones. El asunto es más que posible dado que el Gobierno Montilla tiene el mismo problema que el Gobierno Zapatero: su gestión es un desastre.
Por lo tanto, de lo que estamos hablando es de un país donde la noble lucha contra la corrupción no es más que una pantalla que esconde la menos noble batalla por mantenerse en el poder, batalla que lideran, por el PSOE, los generales Rubalcaba y Garzón.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com