Desde el Gobierno se habla ahora de que la razón del cambio es la seguridad de los españoles, no el ahorro de energía.
El Gobierno está apretando a todos los comandos para ver cuál es el que funciona. Se probó con el argumento del ahorro energético, pero la mayoría de los expertos han contradicho esta idea alegando que el ahorro será casi imperceptible. Ahora están probando con la seguridad, es decir, que bajar el límite máximo de velocidad redunda en beneficio del conductor. Y como mejor dato, el hecho de que el lunes, primer día con la nueva norma, no ha habido ningún fallecido en las carreteras españolas.
Por esa regla de tres, si hubiera fallecido la mujer que se cayó el lunes a las vías del metro en Madrid, habría que haber regulado que el metro disminuyera su velocidad, pues habría habido más muertos en el metro que en la carretera.
Si el motivo es el ahorro o la seguridad, da igual. Lo que es importante es saber si de verdad esa es la preocupación. Porque si es así, ¿por qué no se regula por ley que los motores de los coches superen los 110 km/h? Seguro que si se hace, nadie superará el límite. Pero claro, eso implicaría que todas las empresas fabricantes abandonaran España. Y esa misma incoherencia es la que se ve en la ley Antitabaco. Se hace publicidad sobre lo malo que es, pero al mismo tiempo se pide a Tabacalera que produzca más y claro está, se extiende muy bien la mano para recibir los impuestos especiales del tabaco. Que se prohíba el tabaco y así se acabará la rabia.
Todo parece indicar que esta idea es simplemente, con afán recaudatorio, y por eso, sólo durará un tiempo, porque desde el Gobierno han visto que la gente ha saltado contra esta nueva norma. A ver qué pasa estos días.
Juan María Piñero
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