En los últimos días hemos asistido a una lamentable tormenta de demagogia que se ha desencadenado sobre la tragedia de Ceuta en la que murieron quince inmigrantes subsaharianos en su deseo desesperado de llegar a tierra española desde la frontera con Marruecos.
También hemos escuchamos, sin duda con cierto estupor, cómo el portavoz socialista en el Senado hablaba de "tiroteo" contra al grupo de inmigrantes que finalmente llegó a nado a la costa ceutí.
El propio secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba, también se había referido a estos "disparos", aunque tuvo el cuidado de precisar que eran pelotas de goma.
Poco después la izquierda se lanzaba en avalancha en el Congreso contra el Gobierno, pidiendo todas las cintas grabadas con las secuencias de la tragedia. Pero olvidando que los hechos habían ocurrido en aguas marroquíes, donde obviamente no podía intervenir la Guardia Civil.
Es lógico el interés humano por conocer los detalles de esta tragedia que ha conmovido a todos los españoles, y también que se examine si las actuaciones fueron las adecuadas. Pero considero no es de recibo la frivolidad de poner en la picota a la Guardia Civil por intereses partidistas.
Pedro García