El prestigioso boletín tendencias, que edita Carlos Díaz Güell, recoge y analiza las previsiones de distintos organismos sobre el crecimiento de la economía mundial. La conclusión es que 2011 no será mejor año que 2010. La economía mundial, de acuerdo con las estimaciones realizadas por distintos organismos y entidades, registrará en 2011 una tasa decrecimiento del orden del 4,2% frente al 4,6% previsto en 2010, avances elevados aunque por debajo de los mostrados en los años anteriores a la crisis. Estas cifras globales esconden la diferencia entre la situación y perspectivas de las economías emergentes y las desarrolladas, siendo las primeras las que mostrarán ritmos de actividad más elevados y fiables. Las economías desarrolladas, aunque en general hayan dejado atrás los mínimos cíclicos, están todavía en fase de recuperación y crecen a ritmos moderados, insuficientes para reducir las tasas de paro. Además, la vulnerabilidad de la recuperación de estas economías es elevada, derivada de una serie de crisis y desequilibrios todavía no resueltos (crisis soberana de la zona euro, crisis financiera y endeudamiento de las familias) y del escaso margen de maniobra de las políticas económicas.
En este contexto, el ciclo alcista de tipos de interés que comenzó en los países emergentes en la primera mitad del año pasado continuará en2011 ante el recrudecimiento de los riesgos de inflación, fundamentalmente por la fortaleza de la demanda doméstica. Brasil es un ejemplo de ello. Una inflación que sigue sin ser un problema en los países desarrollados, con exceso de capacidad instalada y crecimiento por debajo o en torno al potencial.
No obstante, el reciente repunte de los precios del petróleo podría comenzar a alterar los discursos de las autoridades monetarias e incluirle como riesgo para la inflación a medio plazo, algo que en cualquier caso no debería cambiar el escenario de tipos estables previsto hasta final de año, tanto en EE.UU. como en la zona euro.