Sr. Director:
A mediados del curso pasado se conocieron las cifras que hace públicas anualmente la Conferencia Episcopal Española sobre los alumnos que reciben formación religiosa en la escuela, a algunos medios de comunicación les faltó tiempo para ofrecer una visión sectaria de la realidad.
Lo cierto es que en el curso pasado, un 75,7 % de los alumnos asistieron a clase de religión católica. Como en años anteriores, los padres que han elegido este tipo de formación para sus hijos son una mayoría abrumadora. Es verdad que resulta llamativo que mientras que en educación infantil y primaria el porcentaje se sitúe en torno al 85 %, los números en secundaria eran más bajos. Pero lejos de los análisis gruesos, sin matices, y por elevación, descalificadores hacia la Iglesia, la realidad es que los adolescentes y jóvenes que cursan religión católica lo hacen contra corriente, eligiéndola a pesar de que como alternativas se les ofrecen opciones desiguales en cuanto a contenido y evaluación, cuyo paradigma es la opción denominada "atención educativa", donde los alumnos tienen repaso, estudio, recreo o incluso nada.
Por eso, los datos, lejos de hacernos caer en un pesimismo infundado, han de animarnos a seguir defendiendo la libertad y la verdad frente a las leyes que las ponen en cuestión y los altavoces obedientes que, con curiosa puntualidad, se ponen en marcha cada vez que se abre el plazo para que los padres, libremente, puedan ejercer su derecho de apuntar a sus hijos a la clase de religión.
Jesús Domingo Martínez
jdmbanyos115@gmail.com