Demasiados consideran que la reestructuración que se está haciendo del sistema financiero está siendo muy forzada, que puede que se esté cerrando en falso y que haya que volver a abordarla en el futuro. El presidente de la AEB, Miguel Martín, lo deja claro. El proceso de reestructuración se inicia ahora, no se culmina. Es decir, el mensaje es: hagan Uds. los deberes y no se conformen con el hecho de haber cerrado el mapa y haber reducido el número de cajas de 45 a 21. Martín reclama más convicción, dice que tiene la sensación de que algunos han ido al proceso como tirados de las orejas, forzados, obligados. Así que o lo tienen claro o muchos proyectos acabarán descarrilando, advierte Martín.
Por su parte, el vicepresidente del Santander, Matías Rodríguez Inciarte, se muestra muy satisfecho de que el proceso de reestructuración nos vaya a salir por sólo 12.000 millones de euros, según lo señalado este miércoles por el gobernador del Banco de España. Una cifra que califica de insignificante e inmaterial. Sobre todo porque supone el 1,2% del PIB, mucho menos que el 5% que nos costó anteriores crisis bancarias. Incluso menos de los 15.000 millones que el Santander había previsto como coste conjunto de reestructuración del sistema.
Inciarte no quiere entrar a valorar la formalidad de las fusiones frías o SIP. Pero sí advierte que o la reforma es materialmente sustancial o no servirá de nada. Por lo tanto, ahora todo depende de que efectivamente las fusiones -frías o calientes- sirvan para recortar capacidad, aligerar costes y racionalizar el sistema. Si el proceso es nominal, pero no real, pues muy mal, concluye.
Andrés Velázquez
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