- Ahora el plan consiste en deshacerse de la australiana Leighton por piezas.
- Lo cierto es que Madrid no controla a los australianos.
- La fusión de la matriz con la filial alemana no gusta a los March.
- Además, los Albertos instan al presidente a acelerar las ventas aunque sean a más bajo precio.
El mayor problema de gestión de ACS es la australiana Leighton que, a pesar de los pesares, sigue siendo la joya de la corona. Y es que ni desde Madrid, ni tampoco desde Alemania (Leighton es filial de Hochtief y ésta de ACS) se controla a los australianos, que van a su bola. Conclusión: Florentino Pérez (en la imagen) ha decidido vender la australiana, pero, como ACS, por partes. Eso, al final supone jibarizar la compañía pero no hay otra solución ante una deuda que se no logra reducir y ante el cada día mayor nerviosismo de los March.
Y ojo, porque al excesivo apalancamiento de la compañía hay que sumar el excesivo apalancamiento personal de dos de sus socios: los Albertos y el propio Florentino Pérez.
Dicho y hecho. ACS ha vendido por 180 millones de euros la filial de recogida de basuras de Leighton y continúa abierta la venta de carreteras en Iberoamérica -lo poco que le queda a la constructora española- así como las invendibles renovables.
Todo ello supone jibarizar la compañía pero no queda otro remedio. Eso sí, a los March no les gusta la fusión prevista entre ACS y Hochtief: lo considera un mero enjuague contable.
Y la presión de los Albertos aún es más dramática: los primos retirados ya de la gestión, han refinanciado con dificultades las instrumentales con las que participan en el capital. Exigen que se acelere el proceso de venta aunque haya minusvalías.
Fue un crecimiento apalancado demasiado fuerte: Ahora toca recorrer el camino inverso.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com