Sr. Director:

"Francia está construyendo paso a paso una política de salud que coquetea cada vez más con la eugenesia". Así de tajante se muestra el doctor Didier Sicard, presidente del Comité Consultivo Nacional de Ética, en sus declaraciones al periódico Le Monde.

En Francia existen 206 laboratorios autorizados para hacer diagnóstico prenatal. Según la Agencia de Biomedicina, se realizaron 91.500 análisis de patrimonios genéticos de fetos, que permitieron detectar 4.370 anomalías cromosómicas; y se practicaron 6.000 abortos por razones médicas. En el 50 por ciento de los casos se debieron a diagnósticos de malformaciones del feto y en más del 30 por ciento a anomalías cromosómicas.

Muchos médicos aseguran que el diagnóstico prenatal va dirigido a la supresión del feto con posibles discapacidades y no al tratamiento. El aborto del discapacitado no se impone, pero la no aceptación de la propuesta lleva aparejada una sanción social.

Como ejemplo paradigmático, el diagnóstico prenatal del síndrome de Down: parece que la ciencia ha concedido a la sociedad el derecho a establecer que la venida al mundo de ciertos niños es colectivamente no deseada. Y los padres que quieren que estos niños nazcan deberán exponerse, además del sufrimiento asociado a esa enfermedad, a la mirada de la colectividad y a una forma de crueldad social que nace del hecho de no haber aceptado la propuesta científica y reconocida por la ley.

En París, como media, solo el 5,5 por ciento de las mujeres que saben que esperan un hijo con síndrome de Down decide llevar a término su embarazo. Estos datos confirman que el diagnóstico prenatal conduce irremisiblemente a erradicar al discapacitado.

Clemente Ferrer Roselló

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