¿Se acuerdan de un magnífico drama titulado American History X? Pues bien, del mismo director, Tony Kaye, es El profesor, un acercamiento al mundo de la docencia muy diferente, y mucho más crudo, de lo que hemos visto en otras ocasiones.
Henry Barthes trabaja siempre como profesor sustituto porque, a pesar de que posee un auténtico don para la docencia y para conectar con sus alumnos, no quiere implicarse y prefiere cambiar continuamente de instituto. Pero la llegada a un nuevo centro lleno de chicos totalmente desmotivados y profesores con graves problemas emocionales coincide con el encuentro con Erica, una desgraciada adolescente que vive en la calle y a la cual recoge. Todo ello producirá un auténtico revulsivo en la vida de Henry hasta ese momento huérfana de compromisos y marcada por una terrible infancia.
A este duro drama de Tony Kaye no puede negársele originalidad en la búsqueda de redención del protagonista, pero su desarrollo resulta cansino por su enfoque tremendamente fatalista y su continuo desfile de personajes amargados. Eso sí, lo que irrita es el abuso de planos mareantes conseguidos mediante cámara al hombro.
Para: Los que vean todas las películas de docencia, incluso algunas tan singulares como ésta