Lo que el nuevo Papa va a encontrarse es, según el gran Hilaire Belloc (Sobrevivientes y recién llegados. Editorial Pórtico), una serie de enemigos en retirada y unos adversarios en puertas. Los enemigos en retirada son el cientifismo, el nacionalismo y el relativismo, el mismo al que aludía el cardenal Ratzinger en la homilía con la que comenzó el Cónclave, mención que, miren por dónde, tanto irritó a la progresía mundial. No puedo ni imaginarme por qué razón.
Es más, par Belloc (lo escribió en 1929, este sí que es un profeta) el progresismo, ese hijo tonto del relativismo, ya es sobreviviente, está en decadencia.
Otro sobreviviente, y seguimos uniendo al Belloc de 1929 con el Ratzinger de anteayer, es lo contrario del materialismo : el panespiritualismo, el exceso de religión, que puede resultar tan insalubre como el defecto, que tan malo es el hambre como el empacho. En definitiva, la new age.
Hasta ahí los sobrevivientes, aunque algunos gozan todavía de mucho poderío.
Entre los recién llegados, figura lo que Belloc califica de neopaganismo : El neopaganismo actúa en una pretendida negación del bien y del mal, que degrada todo lo que toca... La sociedad pagana termina siempre en la desesperación. El neopaganismo, y aquí confluyen el Belloc de ayer con el Ratzinger de hoy, termina en el intento de crear una nueva religión pagana, universal, uniformizada... y naturalmente desesperanzada. Volvemos a incensar a los dioses modernos bajo forma de ciudadanía o de tolerancia (que como todo el mundo sabe, es muy poquita cosa). Belloc creía, en 1929, que ese neopaganismo todavía no contaba con la suficiente fuerza como para colocarse enfrente de la Iglesia Católica. Ratzinger, en 2005, considera que sí, que el momento ha llegado y este será el reto fundamental del nuevo pontífice.
Por cierto, el Islam aceptará de buen grado esa religión natural. Está en su esencia que así sea, porque al Islam, habría que repetirlo otra vez, tomó del Cristianismo el concepto de Dios Creador, pero no el de Dios Padre.
En mi opinión, sin embargo, a la formidable y acertadísima profecía de Belloc le falta una etapa. La era neopagana pergeña una religión universal, sin dogma y sin moral, un credo civil y tiránico. Pero en cierto modo sigue operando de forma inconsciente. Yo creo que no. Creo que entre los popes del templo nuevo existen inconscientes, sí, juguetes de la historia, pero también los habrá dotados de mayor discernimiento, conscientes de su papel, sujetos activos. Porque es verdad que el paganismo viene de y va hacia, la desesperación, pero siempre con su correspondiente cuota de satanismo, de consciencia de la propia situación.
Y conste que no creo en la teoría de la conspiración. Creo en algo peor, creo en el mundo de los consensos. Consensos nacidos de epigramas, ideas fuerza (la prensa gratuita es el arquetipo de la cultura moderna: el titular, un epigrama casi un aforismo, ocupa poco menos que el desarrollo de la noticia) que recorren la humanidad a la velocidad del pensamiento, superior a la de la luz. Al final, nadie sabe de dónde surgió la idea que a lugar al consenso, pero la mayoría lo aplaude por muy necia que sea la proposición.
Estamos ante el Papa del neopaganismo, un enemigo mucho más formidable que el ateísmo marxista o el consumismo capitalista, más sinuoso y peligroso que el libertinaje sexual o que la destrucción de la familia, porque atenta contra le principio mismo de las cosas. Ese es el adversario del nuevo Pontífice: ¡Que el Espíritu le asista!
Eulogio López