El filósofo Julián Marías explicó en su libro 'Razón de la Filosofía' su perplejidad ante la llegada del Hitler al poder. Para Marías, el nacionalsocialismo fue, antes que cualquier otra cosa, un inmenso error intelectual" y desde ese aspecto elabora una serie de conclusiones. Ahora es otro pensador español, Javier Fernández Aguado, quien recoge el guante para escribir 'El management del Tercer Reich'. La inquietud es la misma, aunque expresada desde otro enfoque, el de la dirección y gestión de empresas, campo en el que es un reconocido experto.
De algún modo, los dos pensadores parten de los mismos principios para llegar a conclusiones semejantes, aunque desde ángulos muy distintos. A Marías, en su visión, le preocupó que el triunfo de Hitler fuera un cúmulo de errores fácilmente comprobables". A Fernández Aguado, sin embargo, que coincide en ese diagnóstico con Marías, le preocupa otra radiogradía: cómo el régimen nazi fue capaz de bloquear la capacidad de pensar de millones de alemanes, a los que dirigió con mano de hierro hasta el sometiendo total y la destrucción posterior.
Son dos puntos de vista, igualmente apasionantes, pero divergentes. Además, mientras en el caso de Marías su reflexión fue una consideración entre muchas para explicar la razón de ser de la Filosofía, en el caso de Fernández Aguado va mucho más lejos para diseccionar la construcción de un imperio de terror sobre tantos errores intelectuales como patologías de sus directivos. ¿O no fueron errores y patologías, el racismo, el socialismo -no el de los bienes, sino el de las personas-, la megalomanía de la hipotética 'raza aria', la ignorancia de la historia, la demencial sustitución del cristianismo por un panteón de 'divinidades' inventadas Marías dio la interpretación de una realidad descorazonadora y Fernández Aguado explica cómo se gestó, se mantuvo y se esfumó, en los tres casos gracias y por culpa, a partes iguales, de unos dirigentes políticos concretos (Goebbels, Goering, Himmler, Ribbentrop).
Esos dirigentes, los grandes colaboradores Hitler, fueron capaces, no sólo de crear un régimen ciego, manipulador y terrorífico, sino de 'conseguir' la adhesión de muchos hombres de ciencia, psicólogos, historiadores, pedagogos, sociólogos o filósofos. Muchos intelectuales y científicos alemanes se plegaron a lo que 'pensaba' el partido nazi. En el análisis de Fernández Aguado, extraordinariamente documentado, está la explicación de cómo se creó el mito de Hitler, la doblez de sus directivos, el fanatismo, la instrumentalización de la mentira, la conjura de la ignorancia… Los desmanes no fueron obra de una sola persona", recuerda el pensador, cuyo logro en esta obra ha sido convertir el paradigma de un déspota en un marco de reflexión sobre las organizaciones humanas, desde el Estado a las empresas.
Quienes han desarrollado el liderazgo -explica Javier Fernández Aguado- desean contar con personas que le digan las verdades o al menos les hagan contemplar la realidad de modo novedoso. Por el contrario, los manipuladores aspiran a contar con quienes, a su alrededor, le alegren el oído, con afirmaciones que confirmen sus teorías. Este sendero, innumerables veces recorrido, conduce a una dañina y endogámica ignorancia". Ese fue el inmenso error de un régimen -inseparable de la mentecata osadía" de su líder, Hitler-, en el que había que decir lo que el Führer quería oír" para no ser purgado. Pero ese error, en distintas escalas y salvando las distancias, se repite en muchas empresas o en los modelos de gestión de las personas y de sus emociones.
'El management del III Reich' sigue el mismo esquema que los últimos dos libros publicados por la misma editorial, LID, en la colección que lleva el nombre del escritor ('Biblioteca Javier Fernández Aguado'). Me refiero a 'Egipto' y 'Roma', en los dos casos para recabar las enseñanzas de esos antiguos imperios que son aplicables al mundo empresarial. En los dos libros, como con el III Reich, el pensador demuestra, una vez más, no sólo que es un gran escritor, sino también un hombre de ideas, capaz de conciliar con la amenidad tanto la profundidad como el rigor. Es algo espléndido, se lo aseguro, y más en momentos como los actuales, tan sombríos.
Rafael Esparza
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