Sí, es cierto que el fondo especulativo Blackstone ha roto con sus amigos de Apax y CVC en el proyecto para hacerse con AUNA. Y también es cierto que se ha cambiado de banco y se ha aliado con otros dos fondos, Providence y Carlyle, que son los fondos dispuesto a financiar a Eugenio Galdón, el presidente de ONO.
Ahora, Blackstone ofrece 8.500 millones de euros por la telefonía móvil de Amena. Es decir, que cuando están como APAX y CVC querían comprar el conjunto de AUNA (telefonía, fija y móvil) y ahora quiere segregarla. Es más, Blackstone hará la operación a pachas con Cinver, otro miembro del club de fondos que rigen la economía mundial, el comprador de Amadeus.
Ahora bien, aquí el más tonto hace relojes, así que Blackstone, siempre a través de la prensa (en este caos del Herald Tribune), que es como se hacen los grandes negocios, ofrece 8.500 millones de euros por Amena. Así que si sumamos lo que Galdón (esto es, Providence y Carlyle) ofrecen por Auna Cable (2.700 millones) todavía estaríamos en los 11.200, lejos de los 12.000 millones de euros que el trío APAX-CVC-Blackstone ofrecía por el conjunto de AUNA.
Así que no se pierda. Ahora Apax y CVC, que son los que le gustaría a AUNA que compraran, se enfrentan a Providence, Carlyle y Blackstone, que son lo favoritos de ONO. No se pierdan, pero tampoco se confundan: se venda como se venda, se habrá vendido no a un operador experto en el negocio, sino a unos fondos especulativos que 24 horas después estarán pensando en cuándo darle el pase con la correspondiente plusvalía, y, muy posiblemente, previo vaciamiento de la sociedad.
En esa situación casi es preferible que se lo vendan al mexicano Carlos Slim, por quien aboga Felipe González. Es meter la zorra en el gallinero y en México Slim no se lo va a pagar a Telefónica con reciprocidad, pero al menos Slim entiende el negocio y no comenzaría por reducir empleo.
Mientras tanto, Emilio Botín espera que cese la gresca para colocárselo al mejor postor. Ya saben: lo que no son cuentas, son cuentos.