Tertulia en La Linterna de la COPE, que dirige con soltura Juan Pablo Colmenarejo. La tesis general es doble: las cajas de ahorros son un desastre y han provocado la ruina del sistema bancario español y del país, en su totalidad manifiesta, por haber sido regidas por políticos. El discrepante era el abajo firmante.
Mi opinión primera es que las cajas de ahorros no es lo peor, sino lo mejor que la ha ocurrido a España en materia financiera, la gran obra de la Iglesia y de corporaciones locales para luchar contra la usura bancaria. Sí, sé que estoy en minoría.
Y es que las cajas no se han hundido porque se hayan politizado –que, en parte, también- sino porque no era sociedades anónimas, sino entidades mutuales. Ahora bien, el banco Internacional de pagos de Basilea (BIS) es quien impone para todo el mundo las normas de contabilidad bancaria. Y el BIS, instrumento favorito del Nuevo Orden Mundial (NOM) ha promulgado que sólo pueden existir sociedades anónimas en el mundo bancario y, lo que aún es peor, que un buen banco es aquel que tiene mucho capital, y no el que tiene poca morosidad, independientemente de su tamaño
Naturalmente, en este esquema las cajas de ahorros estaban condenadas a desaparecer, por cuanto no podían acudir al mercado para aumentar su capital.
Y como ni el PP ni el PSOE defendieron en Basilea y otros foros internacionales la naturaleza de las cajas de ahorros… pues nos las hemos cargado.
¿Qué nos hemos cargado? Pues unas entidades que constituían el soporte de las industrias estratégicas españolas (Telefónica, Iberdrola, Indra, Repsol, Gas Natural, Abertis, Sacyr, SOS, y siga usted contando).
No sólo era eso: centenares de miles de familias españolas tienen su casa gracias a una hipoteca de alguna de las cajas. No sólo eso: las cajas proporcionaban financiación local a pequeños comerciantes, agricultores, pymes, etc, que son quienes crean puestos de trabajo. No sólo eso: dedicaban parte de su beneficio a obra benéfico-social y trataban a sus trabajadores mucho mejor que la banca. Pues todo eso nos lo hemos cargado.
Ojo con Basilea. Un poder oculto, verdadera conspiración entre los poderosos de la política –los gobiernos- y los poderosos del dinero –banqueros-. El BIS ha conseguido expulsar del mercado a todos los bancos pequeños y planear un pacto: los bancos compran la deuda que emiten los políticos que se endeudan hasta llevar a los pueblos a la ruina, mientras los banqueros saben que si hacen las cosas mal o meten la mano en la caja, no acabarán en la cárcel porque los gobiernos vendrán a salvarles. Y así nos va.