Tal y como habíamos anunciado, se trata de que, donosamente, ETA nos otorgue una tregua, no ya indefinida, sino definitiva. Lamentablemente contamos con el recuerdo de la anterior tregua definitiva de ETA, donde ZP vendió en Europa que había terminado con la violencia de ETA y recibió el aplauso de pacificador de Euskadi. Lamentablemente, ETA asesinó a dos ecuatorianos en Barajas y el prestigio de ZP en Bruselas cayó un poquito.
Junto a ello, por pura casualidad, los Pepiños, De la Vega, Leyre Pajín, etc., los duros del aparato monclovita, aseguran que ZP repetirá como candidato en 2012. La verdad es que nadie lo duda. Con ZP se está produciendo un curioso fenómeno. Días atrás, un amigo que se ha pasado lustros en la cúpula del PSOE y de la UGT, me comentaba que naturalmente de puertas afuera, ante los periodistas, todos formamos una piña alrededor de Zapatero. La verdad es que de puertas adentro no le aguantamos, pero esto es lo que hay, no tenemos recambio y la mayoría estamos seguros de que Felipe González no traerá ese recambio. Tenemos que conformarnos con Zapatero y con mejorar la democracia interna del partido. Por eso la rebelión de Tomás Gómez ha suscitado esperanzas de encontrarle un recambio a Zapatero.
Ahora toca acercamiento de presos etarras a cárceles próximas al País Vasco, que Batasuna logre entrar en los municipios vascos, contactos previos, mezclar a Eusko Alkartasuna con Batasuna y Aralar, utilizar los contactos etarras del PNV para un pacto PNV-PSOE y siga usted contando. Es el paripé del Ejecutivo para llegar a las generales de 2012 y presentar a Zapatero como el pacificador de Euskadi.
Ahora bien, podría ser que todo ello terminara de la manera no prevista por Moncloa. En resumen, podría ser que beneficiara, no a Zapatero, sino a Rubalcaba. Y es que el mayor enemigo del presidente del Gobierno en su obsesión por aferrarse al cargo no es Rajoy sino el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba que, por su postura, oficialmente opuesta a todo tipo de negociación con ETA, le ha servido ser el ministro más popular. Y ojo, porque Rubalcaba está bien visto por el aparato territorial del PSOE, por los felipistas, por los medios de comunicación -especialmente PRISA-, así como por la TV pública donde cuenta con incondicionales como Miguel Ángel Sacaluga. Rubalcaba -si les das la espalda te la clava- espera su momento aunque, de cara al público, jura fidelidad eterna a Zapatero, que difícilmente podría cesarle.
Es lo que ocurre en política: cuando no eres sincero puedes ganar la batalla pero te puedes topar con una victoria pírrica y con que el premio se lo lleve otro. Para ser exacto, el que tienes al lado.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com