A Rainiero Dominguez Conde todo el mundo le conoce como Rai en la localidad donde vive, Allariz, un bonito pueblo de Orense de 6.000 hibitantes, famoso por su patrimonio histórico artístico y por sus deliciosos almendrados. A la afición de su madre por las revistas del corazón le debe su curioso nombre principesco, no muy común por estos lares, y al destino una discapacidad del 41%, a la que resta importancia con cierta retranca gallega: "No puedo correr como Usain Bolt, pero por lo demás todo está perfecto".
Estudió un ciclo medio de comercio en Orense porque le atraía el mundo de las ventas y al finalizar los cursos empezó a buscar trabajo: "Fue duro, porque la gente duda en principio de tus capacidades, de que puedas hacer el trabajo como cualquier otro".
Con el tiempo, señala, aprendes a "pasar de todo, a tomarte a risa algunas situaciones incómodas y a intentar tomar distancia. El problema lo tienen los otros, no tú".
Se define a sí mismo como constante, cauto y prudente. Muestra una seguridad en sí mismo que no siempre fue una característica de su forma de ser. Y a ello le ha ayudado su trabajo.
Rainiero es empleado de COGAMI, la Confederación Gallega de personas con discapacidad, creada en el año 1990 con el objetivo de defender los derechos de las personas como él. Desde hace cinco años trabaja en uno de los 12 centros especiales de empleo de la Confederación que dan trabajo a casi de 500 personas con capacidad.
Su centro de trabajo, una tienda, tiene unas características muy especiales, es el for&from de Massimo Dutti de Allariz, un Outlet donde absolutamente todo está adaptado a las necesidades de personas con cualquier tipo de discapacidad, tanto las de los clientes como las de los trabajadores del local, casi todos ellos con discapacidad física u orgánica.
Los probadores tienen las dimensiones adecuadas a la entrada de una silla de ruedas, hay botones para correr las cortinas, la caja registradora está a menos de un metro del suelo, los etiquetados funcionan en sistema braille, y hay un aparato que con sólo pasar la prenda por él describe el estampado, la talla y las características de la prenda. En esta tienda, que da beneficios que se reinvierten en COGAMI acuden personas de todo tipo y condición procedentes de lugares de toda España. En ella, Rainiero ejerce su trabajo con el mismo nivel de compromiso y productividad que cualquiera de los mejores empleados de una tienda convencional de la misma firma, según los responsables del proyecto. "Yo no sé si soy bueno, o malo, sólo sé que aquí soy feliz. He aprendido mucho y sigo aprendiendo. Esta tienda es un ejemplo de cómo debería ser la sociedad, sin barreras para nadie".
No hay barreras de tipo arquitectónico, ni físicas ni sociales en el Outlet de Massimo Dutti de Allariz, hermana de otro Outlet de complementos y calzados Tempe, donde trabajan empleados con discapacidad intelectual. Ambas son franquicias de Integratex, una sociedad limitada participada al 100% por COGAMI, que surgió en 2002 de la voluntad de Inditex de aportar soluciones innovadoras y sostenibles relacionadas con su modelo de negocio y que generen impacto económico y social mediante el programa for&from.
Así, Inditex, en colaboración con la Fundació el Molíd'en Puigvert, la Confederación Gallega de Minusválidos (COGAMI) y la Asociación Pro-Discapacitados Psíquicos de Alicante (APSA), ha puesto en marcha un proyecto social que actualmente está compuesto por seis establecimientos comerciales: en Palafolls (Barcelona), una tienda Massimo Dutti y otra de Bershka; en Allariz (Ourense), una tienda de Massimo Dutti y otra de Tempe (complementos y calzado de todas las cadenas del Grupo Inditex; en Elche (Alicante), otra también de Tempe y una de Estradivarius en Manresa. Todas ellas han sido diseñadas con el apoyo de la Fundación ONCE.
La tienda de Allariz, como el resto de las franquicias situadas en Cataluña y Alicante, está gestionada en su totalidad por personas con algún tipo de discapacidad física o intelectual. El objetivo es "formarlas para acceder al ámbito del mercado laboral ordinario", señala David Silva Gómez, coordinador de COGAMI, quien reconoce que aún hay que salvar muchos obstáculos y no precisamente de tipo arquitectónico para integrar a las personas con discapacidad: "Hay muchos prejuicios, muchos desconocimientos y miedos hacia las personas con discapacidad, barreras de comunicación, ignorancia… Se echa para atrás a muchas personas en las entrevistas de trabajo porque se prejuzga que van a estar más tiempo de baja o van a dar problemas, y no hay nada más alejado de la realidad".
Hay estudios que señalan que no es así en absoluto, afirma David. En COGAMI, añade, "damos trabajo a 500 personas en nuestras distintas empresas y si nuestros empleados no rindieran, no estaríamos en plena crisis dando beneficios, beneficios que se reinvierten a su vez en formación, inserción laboral e intermediación. Funcionamos como una agencia de colocación".
Los empleados con discapacidad, apunta Silva, poseen "una motivación muy por encima de lo normal, son un ejemplo para el resto de sus compañeros y mejoran la imagen de la empresa". Y además, recuerda, su contratación ofrece importantes descuentos en las cuotas sociales que deben pagar las empresas, que según la edad, pueden oscilar entre el 70% y el 100%
Lo importante, como afirma María Vizcaíno, formadora de COGAMI en el ámbito de la discapacidad intelectual, es analizar las capacidades de cada persona y adaptar el puesto a sus características: "Por ejemplo, en la tienda de Allariz de Tempe tenemos personas con síndrome de Down, son absolutamente metódicos y en su caso, muy alegres y extrovertidos. Son unos dependientes magníficos". Lo único que ha habido que hacer para simplificar su trabajo ha sido etiquetar de forma específica el calzado, cuadrado para hombre, círculo para mujer, y las tallas por colores. Sus sueldos son acordes al convenio sectorial.
Testifica una cliente que saben vender como nadie: "si no te gusta algo enseguida te ofrecen una alternativa, te tratan como los vendedores de antaño, como a una reina y acabas comprando siempre algo". Es tanta la ilusión que ponen en su trabajo que los días que tienen que hacer alguna hora de más, afirma María Vizcaíno, suelen decir: "Hoy ha sido un día especial. Qué bien me lo he pasado hoy".
La idea de for&from, surge, según fuentes del departamento de responsabilidad social corporativa de Inditex, de dos desafíos, "por un lado la gestión responsable del stock sobrante y por otro la inserción de personas con capacidad".
Las tiendas disponen de espacios de concienciación y funcionan como tales, y tienen un impacto tremendo como instrumento de sensibilización de la sociedad.
Son cuatro los adjetivos que definen este proyecto que ha conseguido que muchos discapacitados se integren en el mundo laboral y mejoren su autoestima tras haber sufrido, sino que olviden un pasado de discriminación. Es medible, sociable, sostenible y posible.
Medible, "porque genera ahorros a la sociedad, no sólo en el ámbito de las prensiones no contributivas, sino también en el número de consultas médicas que se ahorra la Seguridad Social, porque está demostrado que la salud de las personas con discapacidad mejora cuando están trabajando". Es sociable "porque los empleados mantienen relaciones interpersonales con los clientes y mejoran sus actitudes tanto físicas como psíquicas y se contribuye a cambiar la mentalidad social". Es sostenible porque las franquicias "dan beneficios a la altura de un grupo comercial de Inditex a las fundaciones", y el stock que se les vende "sirve para dotar de fondos a la compañía que se pueden reinvertirse en RSC". Y lo más importante, es posible "porque con estas tiendas hemos demostrado que se puede abrir un puente a la tienda ordinaria de Inditex". En este sentido, varias personas, alguna con discapacidad intelectual severa, han sido incorporadas a tiendas ordinarias del Grupo a través de su experiencia laboral en establecimientos for&from.
Hay que esperar que cunda el ejemplo, porque uno de los mayores beneficios que puede tener una empresa, gracias a sus acciones en responsabilidad corporativa, es el orgullo de pertenencia de sus empleados. Saber que el lugar para el que trabajas está haciendo algo importante por los demás. Por eso a Rainiero no le despegan de su tienda de Allariz ni con disolvente. "Yo me voy de aquí y me muero". De hambre no iba a ser precisamente, su fama como vendedor ha cruzado las fronteras de la provincia de Orense.
Sara Olivo
sara@hispanidad.com