La ventaja de los dogmas gays es que tienen tantas contradicciones internas que no se sostienen en pie mucho tiempo.
Uno de estos dogmas es que cualquier referencia aunque sea indirecta al carácter patológico de una conducta homosexual se debe interpretar como homofobia criminal mediante tortura con aparato eléctrico.
El vigía de Occidente vela y ha descubierto que en la Policlínica Tibidabo de Barcelona hay homosexuales que demandan tratamiento de fármacos y psicoterapia porque quieren tener una conducta heterosexual.
Y como si se tratara de acólitos de una secta que quieren abandonarla, el departamento de Salud de la Generalitat ha abierto un expediente informativo a la clínica, para que sepan que en este país uno puede hacer lo que quiera, incluso en algunas comunidades autónomas se financia el cambio de sexo, pero lo de pedir ayuda médica para el cambio de orientación sexual son palabras mayores: hay que penalizarlo, al menos en dirección heterosexual.
Santiago Chiva de Agustín