Tercera entrega, tras Kingsman: Servicio secreto (2015) y Kingsman. El círculo de oro (2017), de las aventuras de un grupo de espías británicos de aspecto impecable, basado en un cómic que salió a la venta en el 2012. En concreto The King's Man: La Primera Misión se basa en "The Secret Service", de Mark Millar y Dave Gibbons. Resulta pertinente esta aclaración por el tono paródico que en este film se otorga a episodios concretos de la Historia y a los malvados que desfilan por ella como Rasputin, Mata Hari o el serbiobosnio Gavrilo Princip, responsable del asesinato del heredero del imperio austro-húngaro Francisco Fernando y su esposa Sofia, en Sarajevo en el año 1914, que fue uno de los desencadenantes de la Primera Guerra Mundial.

Precuela de las dos películas estrenadas anteriormente, narra los orígenes de la primera agencia de inteligencia independiente de Reino Unido, que tiene como objetivo enfrentarse a las mentes criminales más peligrosas del mundo capaces de poner en jaque a todos los Estados. Al remontarse a comienzos del siglo XX cuenta con protagonistas diferentes a las dos primeras entregas, de ahí que no figuren en el reparto ni Taron Egerton ni Colin Firth. No obstante para compensarlo aparecen otros intérpretes conocidos como Ralph Fiennes, Gemma Arterton, Rhys Ifans o Matthew Goode.

A pesar de no contar con un protagonista juvenil divertido, como ocurría con el personaje de Eggsy, encarnado por Egerton, aquí el joven recae en un personaje serio, Conrad Oxford, interpretado por el atractivo actor Harris Dickinson. La película sigue siendo muy entretenida pero diferente argumentalmente. Merece la pena que reparen en las secuencias de peleas vistosísimas, llenas de excesos, como ocurría en las películas precedentes. Pongan mucha atención, por ejemplo, en la que Rasputin se convierte en un formidable adversario, interpretado por un Rhys Ifans totalmente desatado.

El director Matthew Vaughn, responsable de las otras películas, repite de nuevo y es coguionista junto con Karl Gajdusek, un escritor californiano con trabajos en el cine tan interesantes como Oblivion o La conspiración de noviembre. Ambos firman una historia que quizás no sea tan divertida como las dos anteriores pero que introduce villanos “con gancho”, lo que da lugar a escenas imaginativas, donde se aprecia un buen trabajo tanto en el diseño de producción como en la fotografía.

No faltan las incoherencias en la descripción de algunos personajes históricos mientras hace un recorrido curioso por los tumultuosos comienzos del siglo XX.

Para: Los que les gusten las películas de aventuras “algo locuelas”.