Cuando están disfrutando de unas vacaciones en una cabaña apartada del mundo, un matrimonio gay y su pequeña hija se convierten en rehenes de cuatro desconocidos armados que les indican que sobre su familia radica la decisión de evitar el apocalipsis mundial, pero para ello deberán hacer el mayor de los sacrificios.

La premisa de arranque de este film te deja impactado puesto que a los dos padres de la película, Eric y Andrew,  se les plantea un debate moral: ¿qué es más importante: salvar a su familia o salvar a la humanidad?.

Inspirado libremente en el relato de Paul Trembley titulado “ La cabaña del fin del mundo”, Shyamalan tuvo muy claro desde un principio que quería contar esta historia pero reescribiéndola. Tanto es así que ha hecho nueva versión en la que ha introducido flash back sobre el pasado de esa pareja de enamorados incidiendo en los problemas a los que se enfrentó su relación, rechazada incluso por los progenitores de uno de ellos y, los pormenores de la adopción de la niña china, en cuyos trámites mintieron puesto que en el país asiático no conceden la adopción a parejas homosexuales. Convirtiéndose, de alguna forma, en una película totalmente pro matrimonio y adopción gay. No me cabe duda que será un film recomendado por el Ministerio de Igualdad puesto que defiende uno de los modelos de familia que proponen.

Este apartado dramático lo combina con el sello propio de Shyamalan, que es el suspense, en esta ocasión de dejar en el aire si nos enfrentamos ante una situación apocalíptica o ante unos locos capaces de incluso auto inmolarse para demostrar que sus visiones sobre el probable y cercano fin del mundo está cerca. Sin duda esta es la parte más fantástica del relato pero la más destacada.

Con un uso de la violencia no explícita que no veíamos en su carrera desde Múltiple, la puesta en escena impecable es obra de su habitual equipo que trabaja en su productora, Blinding Edge Pictures,

Para: los que vean todo lo que dirige este director incluso obras menores como ésta.