Un anciano inglés, de noventa años, emprende un viaje de 1.406 kilómetros que le llevará desde Escocia hasta el punto más meridional de Inglaterra (Lands End), todo ello para cumplir una promesa que le hizo a su esposa. Y lo increíble es que todo el trayecto lo hará utilizando su abono transporte de la tercera edad. En el camino encontrará personajes de todo tipo y vivirá aventuras cotidianas muy humanas.

Todos los años se estrenan “road movies” (películas de carretera) cuyo viaje físico lleva aparejado también uno personal. Una de las mejores fue Una historia verdadera, la obra más atípica del director David Lynch, que tenía también como protagonista a un anciano que recorría una parte de EEUU para reconciliarse con su hermano. Aunque las comparaciones son odiosas, ambas coinciden en que son películas positivas, llenas de valores, que nos recuerdan que no estamos solos y que a nuestro alrededor hay personas mezquinas pero también otras de gran corazón.

Historia de amor y pérdida, este film cuyo título original es mucho más corto y adecuado The last bus, nos muestra a través de ese viaje la diversidad multicultural británica actual. Esa travesía no estará exenta de dificultades y peligros, debido a la edad avanzada de su protagonista

Narrada en dos tiempos, a través de flash back se nos explica la bella historia de amor de Tom Harper con su esposa y los motivos que les hicieron viajar desde su tierra natal hasta Escocia y establecerse en esa tierra toda la vida, relatado de forma nostálgica.

Se vislumbra claramente que lo que les suscitó más trabajo fue encontrar al intérprete protagonista adecuado, puesto que sobre su actuación recae el peso de la trama. El elegido fue el solvente Timothy Spall, visto recientemente en La Señora Lowry e hijo aunque el gran público lo conoce gracias al personaje de Peter Pettigrew, de la saga de Harry Potter. Para este trabajo tuvo que sufrir largas sesiones de maquillaje debido a que tenía que aparentar dos décadas más de las que tiene: su trabajo es magistral porque también se esforzó en andar con las dificultades propias de esa edad.

Para: los que les agraden las películas británicas.