Comienzos de los años 20, del pasado siglo. Los días son plácidos en Inisherin, una isla remota frente a la costa occidental de Irlanda. En la misma habitan dos buenos amigos, Pádraic y Colm, que se enfrentan a una situación complicada cuando unilateralmente Colm pone fin a su amistad de forma inesperada. Pádraic no lo entiende y, ayudado por su hermana Siobhán y Dominic, un joven problemático, intenta recuperar esa amistad perdida que hacía llevadera su existencia. Pero sus intentos solo sirven para que Colm tome unas decisiones de consecuencias imprevisibles.

No exagero si afirmo que Almas en pena de Inisherin es la película argumentalmente más original de las que concurren, este año, en la categoría de Mejor película a los Óscar. Porque su director, Martín McDonagh, que sorprendió, en el año 2017, con Tres anuncios en las afueras vuelve a demostrar que sus historias siempre son diferentes al resto.      

La soledad y el aislamiento son el estado natural de los personajes de este  film que reflexiona sobre que nos une y separa de los seres que apreciamos y también qué objetivos nos marcamos en  nuestra vida, aunque definitivamente lo impactante es como describe la personalidad de los afectados. Pádraic y Colm eran dos hombres amables pero mientras Pádraic es simple, Colm, unos veinte años más mayor y con alma de artista, siente que su existencia se le escapa y quiere aprovechar lo que le queda de vida para disfrutar con su pasión: la música. Pero, indagando más en este personaje magníficamente interpretado por Brendan Gleeson, toda la película es una llamada hacia dónde conduce la desesperación, que en los tiempos actuales calificaríamos como el primer escalón de la depresión. No es extraño que el sacerdote católico que confiesa a Colm le pregunte continuamente cómo va su desesperación, temiendo que ella le conduzca por caminos poco deseados.

La película se centra  en un enfrentamiento entre amigos mientras a pocos kilómetros, en la isla principal de Irlanda, se desarrolla un conflicto civil. Algunos curiosamente describen esta película como una comedia dramática y, aunque tiene algunos toques de humor negro, es un drama con mayúsculas.

 De ritmo pausado, que se recrea en las maravillosas  localizaciones de Inishmore y de la Isla de Achill en la costa occidental de Irlanda, donde pasó los veranos de su infancia el director Martin McDonagh (aunque él es londinense), los otros personajes importantes de esta trama, son la hermana de Pádraic, toda inteligencia y sensatez, y Dominic, un chaval límite que vive con un padre autoritario. Todos ellos interpretados por un elenco de actores que están impresionantes en sus respectivos papeles, hablamos de Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon y Barry Keoghan, el primero de ellos firme candidato a llevarse la estatuilla a mejor actor en los Oscar. Porque este relato algo destemplado pero profundo está nominado en nueve categorías en los Premios de la Academia de Hollywood.  

Para: los que les gustó su película anterior, Tres anuncios en las afueras, y los que les guste conocer las películas nominadas a los Óscar.