• Las colas, los saqueos y el hambre están disparando las tasas de miseria y ya sólo uno de cada cuatro venezolanos votaría a Maduro.
  • El objetivo del operativo en la frontera es, oficialmente, la erradicación del contrabando, pero las tropas se limitan a expulsar forzosamente a cientos de familias.
  • Los expertos apuntan a que altos cargos del Ejército bolivariano están lucrándose del tráfico clandestino de productos.
  • La gasolina cuesta en Venezuela sesenta veces menos que en Colombia.
La crisis en la frontera venezolana con Colombia surgió, recordémoslo, tras el ataque a tiros el pasado miércoles contra dos militares del Ejército de Venezuela. Nicolás Maduro acusó de la ofensiva a los contrabandistas colombianos para, acto seguido, movilizar a 1.500 soldados y declarar el estado de excepción en el Estado fronterizo de Táchira durante 60 días. El objetivo del operativo es, según el régimen bolivariano, combatir el contrabando. Pero la razón principal que guía a Maduro no es otra que distraer sobre los verdaderos problemas que tiene el país, sobre todo de índole económica. La estrategia del régimen chavista es clara: si desvía la atención de la opinión pública hacia la frontera queda en segundo lugar la devastadora crisis de abastecimiento de productos básicos que padecen los venezolanos. Las colas, los saqueos y el hambre están lastrando a los ciudadanos a la miseria. Pero el complejo engranaje propagandístico del régimen empieza a dejar de surtir efecto. En estos momentos, sólo uno de cada cuatro venezolanos votaría a Maduro. Pero, hasta el momento, las autoridades venezolanas han centrado sus esfuerzos estos días en deportar a más de 1.500 colombianos sin permiso de residencia en el país. Muchos de ellos prefieren huir antes de ser interceptados, por temor a que los detengan por un presunto delito de delincuencia o contrabando. Nicolás Maduro no parece dispuesto, pues, a atajar de raíz el problema del contrabando, y opta en su lugar por la expulsión forzosa de cientos de familias en situación irregular. Con estas acciones, el régimen está alimentando la incertidumbre sobre cuáles son sus verdaderas intenciones. Una cosa sí es cierta: la abismal diferencia de precios entre Bogotá y Caracas está avivando desde hace meses el tráfico clandestino de alimentos, gasolina e incluso drogas. Por poner un ejemplo: un litro de combustible en el país bolivariano es sesenta veces más barato que en Colombia. La explicación está en las elevadas subvenciones de las autoridades de Venezuela a muchas clases de productos. Y muchos expertos sostienen, en efecto, que altos cargos del Ejército venezolano están lucrándose de este contrabando en la frontera. Reggie Thompson, analista del think-tank Stratfor, apunta en esa dirección: "Ellos defienden sus prebendas. Muchos soldados son sospechosos de participar en el contrabando". Si son ciertas estas sospechas, estas deportaciones masivas serían solo un parche coyuntural para despistar a la población sobre la raíz del problema. Daniel Esparza daniel@hispanidad.com