- Digiere ahora sus 'mentiras contables' entre 2008 y 2014 y aflora unas pérdidas récord de 4.200 millones de euros.
- Durante siete años, ocultó los costes y aumentó ficticiamente sus ingresos y beneficios.
- En bolsa acumula una pérdida del 50% desde mazo, antes de que estallara el escándalo.
- Para cuadrar sus cuentas, venderá sus activos en electrónica de consumo o su división de salud.
- La multinacional quedará muy reducida y se centrará en el negocio de semiconductores y energía nuclear.
La multinacional japonesa
Toshiba no encontró mejor fórmula para defender el tipo ante los inversores que falsear sus cuentas durante años. El caso estalló en julio, cuando su presidente y consejero delegado,
Hisao Tanaka, anunció su dimisión y
cantó -eso sí, muy compungido- las verdades del barquero sobre la empresa.
El escándalo fue sonoro, dentro y fuera de Japón. En la imagen,
Masashi Muromachi, el nuevo presidente, que una de las primeras medidas que tomó fue recortarse el sueldo un 90%, aunque aseguró que no participó en el
fraude.
Este lunes le ha llegado la hora de la verdad, la de confesar con números sus trampas. Si en julio supimos que había inflado sus beneficios operativos en unos 1.125 millones de euros -a través de
una manipulación sistemática de sus cuentas durante siete años (entre 2008 y 2014)-, ahora sabemos las pérdidas reales acumuladas (récord) y las consecuencias que tendrá, en forma de despidos y reestructuración.
La penalización en bolsa ha sido del 10% este lunes, pero desde marzo se ha dejado el 50% de su valor.
Toshiba afronta así la digestión de sus propias mentiras, que consistieron, básicamente, en las prácticas ilegales impulsadas desde la cúpula directiva -todo se conoció a raíz de un informe de expertos independientes- para ocultar los costes y aumentar ficticiamente los beneficios.
Consecuencias. No habrá beneficios, sino pérdidas récord, las que asumirá en el presente ejercicio: 4.200 millones de euros. Y a partir de ahí, una reestructuración en forma de sacrificio de tamaño. Los despidos afectarán a 6.800 personas, fundamentalmente en el área de
electrónica de consumo (electrodomésticos, ordenadores y televisores), donde se concentra un tercio del recorte.
Hasta ahora, la multinacional le daba a casi todo: televisores, ordenadores, semiconductores, energía nuclear, tecnología hospitalaria, electrodomésticos… A partir de ahora, se centrará en el negocio de
semiconductores y
energía nuclear y pondrá a la venta el resto. Por ejemplo, su división de servicios de salud, la de soluciones para las pequeñas empresas o la planta de televisores de Indonesia.
Pero ojo, para llegar a la perdida estimada (4.200 millones de euros), cuenta con el puñado de ingresos que prevé obtener con la venta de esos activos, que igual no le llegan en la medida que espera.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com