Los siete fondos son: State Street Bank (13,54%), The Bank of New York Mellon Corporation (8,25%), Chase Nominees Limited (7,74%), EC Nominees Limited (3,55%), BNP Paribas (3,07%) y Caceis Bank (3,01%), a los que hay que sumar BlackRock, que posee el 5,42%. Hablamos, en total, del 44,58% del primer banco español y uno de los mayores de Europa.

Sí, todos ellos son fondos de fondos o “entidades depositarias” -como señala el informe de Gobierno Corporativo del Santander, publicado este martes- que mantienen en custodia la participación de otros inversores y que, en ningún caso, sobrepasan de manera individual el umbral del 3% que obliga a declararlo a la CNMV. Son, efectivamente, fondos de fondos que siempre podrán alegar que son inversiones estrictamente financieras, y es cierto, pero también lo es que a efectos de votación funcionan como si de un accionista individual se tratara.

En cualquier caso, los fondos siempre exigen rentabilidad y reducción de costes y, cuidado, porque en caso de no lograr los objetivos exigen cambios. Recuerden que fueron los fondos lo que pretendieron colocar al italiano Andrea Orcel como consejero delegado del banco. Menos mal que Botín rectificó a tiempo.

Por cierto, que BNP Paribas -o su gestora, da lo mismo- tenga el 3% no es una buena noticia. Es el primer banco francés y uno de los primeros de Europa… en competencia directa con el Santander.

Todo esto supone que la única defensa corporativa de Ana Botín es el BCE… y un tal Pedro Sánchez. Efectivamente, el BCE te echará una mano, pero siempre que no contradigas sus consignas y en Frankfurt, además, no gusta la banca retail.

¿Pedro Sánchez? Seguro que Botín no guarda buen recuerdo del presidente después de todo lo que ha pasado en el grupo PRISA. En cualquier caso, y visto lo visto los últimos meses, confiar en que Sánchez te va a defender frente a los fondos resulta más bien ingenuo.

A todo esto, la participación, directa e indirecta, de Ana Botín en el banco es del 0,17% y la de su hermano Javier, presidente de la Fundación Botín y que representa, además, la participación sindicada de la familia, asciende al 0,85% del banco.

Una cosa está clara: mientras los bancos están híper regulados y controlados, los dueños de los bancos, es decir, los fondos, no lo están.