El Gobierno Sánchez contra los católicos
“Moncloa lanza una ofensiva ideológica y acosa a la educación concertada”, aseguraba el diario El Mundo en su edición del miércoles. Se quedaba corto: la tal ofensiva ideológica no es más que la espuma externa de todo un ataque frontal contra los católicos, sin duda, el más fuerte de toda la etapa democrática, comecuras Zapatero incluido.
Todo a un tiempo y en varios frentes. Las nuevas leyes LGTBI constituyen una muestra, con el añadido de las nuevas normas educativas para educar a los niños -desde Primaria, seis años- en la diversidad afectivo-sexual (que significa justo eso que están ustedes pensando).
La ministra Celaá reducirá al mínimo la educación concertada y, con ello, la libertad de enseñanza
Añadan la ley de eutanasia y el intento por cambiar la historia de España, que es historia cristiana, por la fuerza de ley, o sea, mintiendo.
La ministra de Justicia, Dolores Delgado, perseguirá la pederastia, pero ojo, la pederastia clerical, que no alcanza ni el 3% (yo diría que ni el uno) de la pederastia total, lo hará en carpeta especial. O sea, no como delito a perseguir -que lo es y delito grave-, sino como carpeta aparte. Esto es, como expediente aparte para dañar la imagen del sacerdocio que para muchos ya es un estamento dedicado a la pedofilia.
Por cierto, la Conferencia Episcopal ha emitido un comunicado a lo largo de la tarde del jueves con estas mismas ideas: "Una sincera inquietud por las víctimas, exige preocuparse de todos los ámbitos e instituciones en donde se producen los abusos". Asimismo, afirman que "no se ha recibido aún la carta a la que se refiere la declaración" en la que piden a la Iglesia que les manden los resultados de las investigaciones sobre abusos sexuales.
Se educará a los niños, desde Primaria, seis años, en “educación afectivo-sexual”
La ministra de Educación, Isabel Celaá, ya se ha quitado la careta y ahora asegura que va a reducir al mínimo la educación concertada. Es decir, que se va a cargar, o pretende hacerlo, la educación católica. Imposible, ciertamente: ni los mismos católicos hemos conseguido cargarnos la educación católica en España, pero, desde luego, ella lo va a intentar cerrando el grifo del dinero… ¡que pagan los padres con sus impuestos!
Y la vicepresidenta Calvo prepara el robo a la Iglesia (inmatriculaciones) y su asfixia económica, con más impuestos
O sea, lo hará de la misma forma como la vicepresidenta, Carmen Calvo, pretende acabar con la influencia de la Iglesia entre los españoles: con la asfixia económica que lleve a cerrar templos: imposición arbitraria de más IBI en una institución como la Iglesia –escasísima liquidez y mucho patrimonio inmobiliario–, desamortización eclesiástica –o sea, robar a los curas– disfrazado de inmatriculaciones, y una ley LGTBI que forzará un pensamiento único en materia de ideología de género. Y pobre del que se atreva a discrepar.
En resumen, Pedro Sánchez ha entrado en modo cristófobo rabioso. Sus asesores le dicen que el anticlericalismo vende en España y puede ser una poderosa fuerza electoral. O sea, que ¡toba al cura!, o también: “leña al católico hasta que hable inglés”.