- Esta empresa creada en marzo de 2014 ya ha dado un futuro a la palentina Granja La Luz y a Quesería Menorquina.
- Pero el gigante lácteo francés se niega a vender la planta vallisoletana, la más productiva y con beneficios.
- Solo quiere cerrarla, a pesar de que Quesería Ibérica plantea la posibilidad de alcanzar un acuerdo comercial para que no pierda cuota de mercado.
- Lactalis es uno de los reyes de la industria láctea española: produce el 30% de la leche que consumimos.
Como ya contamos, el pasado miércoles, los trabajadores de
Lauki de la planta de Valladolid
se concentraron al grito de "¡tenemos comprador", pero Lactalis se niega a vender para no perder cuota de mercado. Se referían a
Quesería Ibérica, que podría ser su salvadora… si el gigante lácteo francés lo permite.
En concreto, Quesería Ibérica es una empresa creada el 18 de marzo de 2014 y que lidera
Adolfo Pérez. Una referencia en el sector lácteo y quesero español, con una facturación en torno a los 20 millones de euros, según su página de
LinkedIn. Además, está avalada por la Junta de Castilla y León.
El propio presidente del comité de empresa de la planta de Lauki vallisoletana,
José Manuel González, la ha calificado como la "mejor posicionada". Esto no es baladí, pues Quesería Ibérica ya ha dado un futuro a otras marcas en dificultades como la palentina Granja La Luz y a Quesería Menorquina.
Al poco tiempo de ser creada, Quesería Ibérica presentó un plan de futuro para
Granja La Luz -que tenía problemas desde 2008 y había presentado concurso de acreedores-. Y consecuentemente, dio un gran proyecto a la localidad en la que se ubica, Herrera de Pisuerga, como recogió
Diario Palentino.
La empresa que lidera Adolfo Pérez entró en
Quesería Menorquina (QM) con tres sociedades de garantías recíprocas (SGR), entre ellas
la de Castilla y León -Iberaval- como informó El Norte de Castilla, y tres entidades de crédito -Santander, BMN y Cajamar-. Alianza que ofreció 1,8 millones de crédito para mantener las líneas de producción y que se sumarían a otro crédito de 2,5 millones otorgado por el Santander.
QM no es un actor cualquiera en la industria quesera nacional. Su origen se remonta a la empresa fundada en 1930 por Pedro Montañés Villalonga, quien introdujo el
queso fundido en España y creó
El Caserío (hoy propiedad de
Mondelez). En 1992, QM fue comprada por la norteamericana Kraft Foods y en 2009, vendida a Nueva Rumasa. Tras entrar en concurso de acreedores en marzo de 2011, tres meses después pasó a manos de directivos y trabajadores -bajo el nombre de SLL- y en 2014, llegó la alianza estratégica con Quesería Ibérica, que le ha dado liquidez, garantizando su futuro. QM tiene marcas propias como Santé, elabora otras para las principales cadenas de alimentación de España y Portugal, además, mantiene un contrato de comanufactura con Mondelez para producir rallado fundido El Caserío, y otro y con
BEL (otro clásico de la alimentación en Europa) para la producción de las lonchas
Tranchettes.
Volvamos a Lauki y el cierre de la planta de Valladolid. Su dueño, Lactalis, se niega a venderla, solo quiere cerrarla, a pesar de ser la más productiva y tener unos beneficios de dos millones de euros en 2015, para no perder
cuota de mercado. Por tanto, se puede decir que el gigante lácteo francés
actúa al 'estilo Coca-Cola'. Además, hay que añadir que triplicó su beneficio en España, pues ganó más de 24 millones el año pasado, según informa
Ok Diario.
Este mismo periódico señala que Quesería Ibérica ha planteado a Lactalis la posibilidad de alcanzar un acuerdo comercial para que no pierda cuota de mercado. Y es que el gigante lácteo francés es uno de los reyes de la industria láctea española, pues
produce el 30% de la leche que consumimos. Pero por el momento, Lactalis sigue diciendo
no.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com