Pablo Casado en el Congreso.
26 de abril, último día de campaña electoral. EsRadio entrevista a un Pablo Casado que no termina de comprender “por qué votar a Vox”. “El votante de Vox lo que estaba pidiendo al Partido Popular es lo que yo estoy ofreciendo”, afirma haciendo alusión a la bajada de impuestos, lucha de corrupción o defensa de la familia. En cuanto a Ciudadanos, “tengo una buena relación con Rivera”, aunque insiste en hacerse con el “voto útil” para "echar a Sánchez".
“La nueva política es la mía, que llevo nueve meses”, comenta antes de achacar al partido de Abascal que no tiene experiencia gobernando. Justo entonces, se molesta cuando en la entrevista mencionan el apodo “derechita cobarde” que utiliza Vox para referirse a los populares: "Cualquier exvotante del PP puede estar reconciliado con el partido". No obstante, pese a las diferencias, está abierto a crear alianzas con otros partidos de derecha. Aunque con un 40% de indecisos es imposible hacer una proyección demoscópica -explica- “Vox y Ciudadanos, tengan 10 escaños o tengan 40, van a tener la influencia que ellos quieran tener”.
El partido ha dejado claras sus intenciones si llegara a gobernar: “aplicar el 155 en el primer Consejo de Ministros”, aprobar una ley de indultos, racionalizar el gasto, etc. Sin embargo, hay temas como el aborto sobre los que se llega a contradecir: afirmó querer volver a la ley del 85 -que provocó más de 100.000 muertes anuales- mientras que ahora, con las elecciones cerca, aboga por una “cultura de la vida”. Sobre las pensiones y cómo afrontar el récord de gasto que aumenta cada mes, nada.