- El beneficio de las dos eléctricas más importantes de Alemania sufren caídas millonarias durante el primer semestre del año.
- En concreto, E.on pierde más de 3.000 millones de euros.
- Y RWE gana un 74% menos.
- Y cuidado con la deuda, que se dispara.
- Es el precio que hay que pagar para cambiar el modelo: de nuclear y carbón a renovable.
2016 va camino de convertirse en otro annus horribilis para las
energéticas alemanas. Las dos más importantes,
E.on y RWE, ya sufrieron de lo lindo en 2015. La primera perdió más de 7.000 millones de euros y la segunda, 170 millones. Y todo por la deriva 'verde' de la política de
Ángela Merkel, que establece un cambio de modelo: sustituir el carbón y la energía nuclear por las renovables (eólica y solar).
El caso es que la transición está destrozando también las cuentas de este año.
E.on ha perdido 3.000 millones hasta junio y RWE ha anunciado este jueves que
ha reducido su beneficio un 74%, hasta los 457 millones. En esta línea,
la facturación cayó cerca de un 4% a pesar de que generó un 5,2% más de electricidad y de que las ventas aumentaron un 3,8%.
A estas cifras hay que añadir otro dato preocupante:
la deuda de E.on ha aumentado un 16,5% en lo que va de año y ya alcanza los 24.800 millones de euros, mucho para una empresa cuya capitalización bursátil no llega a los 17. 650 millones.
Peor es la situación de RWE, que ha visto cómo la deuda ha crecido un 11% y se ha situado en los 28.283 millones, más de tres veces su valor en bolsa (8.680 millones). Y cuidado porque, al final, las deudas hay que pagarlas.
Ante este panorama tan poco alentador, las dos empresas han dividido sus negocios en dos. E.on ha escindido su negocio de
generación convencional en una nueva empresa, Uniper, que pretende sacar a bolsa antes de fin de año.
En abril,
RWE hizo lo propio y anunció la separación de sus negocios: por un lado, los convencionales -nuclear, gas y carbón- y, por otro, los nuevos, esto es, renovables, redes y comercialización.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com