Captar más clientes no significa necesariamente ganar más dinero. Y si no, miren a ING en España y Portugal, que este martes ha presentado sus resultados anuales de 2020. El beneficio neto se desplomó un 54%, hasta 85 millones de euros el mismo año que batió el record y captó 200.000 nuevos clientes de la Cuenta Nómina, hasta alcanzar los 2,5 millones de clientes.

Está claro que la caída de la actividad provocada por las restricciones decretadas con motivo de la pandemia ha afectado a ING como también lo hizo al resto del sector financiero, a pesar de ser un banco nativo digital. Así, los ingresos se redujeron un 4% respecto a 2019 y no superaron los 696 millones de euros. El beneficio bruto fue de 157 millones, un 39% inferior al del ejercicio anterior.

Es una lástima, en cualquier caso, que la entidad no haya facilitado una información más extensa acerca de los resultados. Por ejemplo, cómo han evolucionado el margen de intereses y las comisiones, o cuántos millones han destinado a dotaciones para cubrir futuros impagos. Desde la entidad argumentan que, al ser una sucursal, se deben ceñir a los criterios que marca la matriz desde Países Bajos.

Sí hemos conocido que la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) alcanzó el 7,4%, una de las más altas del sector, aunque por debajo del 10% que marca el umbral de la rentabilidad. El dato más sobresaliente fue la tasa de morosidad: 1,08% frente al 4,57% de media del sector.

ING, como el resto de bancos, ha comenzado a aplicar comisiones a los clientes menos vinculados. Así, a partir del 1 de abril cobrará 10 euros mensuales a los clientes de la Cuenta Naranja excepto a aquellos que mantengan un saldo medio inferior a 30.000 euros o tengan una Cuenta Nómina o Cuenta Sin Nómina con ingresos recurrentes.

A falta de margen buenas (y necesarias) son las comisiones. El nuevo CEO de ING España y Portugal, Ignacio Juliá, dejó abierta la posibilidad a ampliar las comisiones a otros servicios del banco.