Crisis en la Monarquía española: Felipe VI dilapida su 23-F
- El Rey puede morir por inanición.
- El monarca no sabe borbonear: la incapacidad para formar Gobierno por parte de Rajoy y cía era su gran oportunidad: la está desaprovechando.
- Y su incapacidad para ejercer su poder moderador desprestigia a la Corona.
- Jaime Alfonsín y la Reina Letizia han relegado su papel institucional a la mera neutralidad.
- Y muchos se plantean la pregunta maligna: ¿para qué sirve entonces la Monarquía?
- Es la maldición eterna: el Rey progre no se entiende con los políticos progres.
- Felipe VI de Borbón y Grecia ha abandonado las raíces de cristianos de la monarquía española.
- Con ello no se ha atraído a los republicanos pero ha alejado a los monárquicos.
El asunto es grave: Felipe de Borbón no sabe borbonear. La incapacidad de la banda de los cuatro (Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera) para formar Gobierno ha puesto a Felipe VI en bandeja su gran oportunidad, su particular 23-F. Su padre ascendió al trono bajo la sospecha de colaborar con Franco, de no ser un buen demócrata y hasta de haberle birlado la corona a su padre don Juan. ¿Todo ello era falso? No, casi todo era cierto, pero supo ser útil -la clave de la actual monarquía, como diría Luis María Anson- y el 23-F se ganó el trono. Sin embargo, su sucesor se está comportando como un Rajoy cualquiera: no hace nada. Felipe VI es un rey muy digno que no se compromete con quien no debe. Hace bien, pero también debería hacer algo; debería sobre todo, arriesgar, o va a morir de inanición. No es bueno que un monarca dé escándalos, pero aún peor resulta que no tenga ni la posibilidad de hacerlo… simplemente porque no hace nada. Por ejemplo, no hace lo que le exige su rol institucional: ser el mediador institucional en periodo de interregno electoral como éste en el que nos encontramos. Porque si la función de un monarca es no hacer nada, entonces muchos podrían hacerse la pregunta maldita: ¿para qué necesitamos un Rey? No hacer nada es la política favorita de Jaime Alfonsín, jefe de la Casa Real, para quien Su Majestad sólo tiene una cosa que hacer: no mojarse. Confunde Alfonsín la pureza con la higiene y la honradez con la pereza. La otra influencia, la de su esposa, la Reina Letizia, es aún peor. Ha convertido La Zarzuela en cabecera del progresismo vanguardista. Y ya saben lo que eso significa. Por de pronto, la maldición eterna: el Rey progre no se entiende con los políticos progres. Felipe VI de Borbón y Grecia ha abandonado las raíces cristianas de la monarquía española pero, con ello no se ha atraído a los republicanos sino que se ha alejado de los monárquicos. Miembros del círculo monárquico recuerdan que a quien más está afectando la no formación de Gobierno es a la Casa Real. Y que unas terceras elecciones no sólo sería un desastre para la banda de los cuatro (Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera) sino para el propio prestigio de la Corona. Porque el problema de la monarquía española de hoy no es que esté desprestigiada, es que anda a la búsqueda de prestigio y está dejando pasar las oportunidades. No es que sea inmoral, es que es amoral. O como dice otro monárquico a Hispanidad: "Este Rey puede morir por inanición". Y entonces, ¿para qué sirve la Monarquía? ¡Despierte Majestad! Eulogio López eulogio@hispanidad.com