- Al tiempo, chulea a Albert Rivera, quien se coloca la medalla aunque le han metido un gol.
- En concreto, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) se divide en parte teórica y parte práctica.
- En la parte teórica queda Marín Quemada: como no podían cesarle, Nadal decidió ningunearle.
- Y en la parte práctica, surge la 'gobernadora' de la libre competencia, María Fernández Pérez, íntima de Nadal.
- No se equivoquen: el duro con las grandes corporaciones no ha sido María Fernández sino Pepe Marín.
- Por eso, en las grandes empresas se frotan las manos con su neutralización.
- Esto es, caminamos hacia atrás: volvemos al Tribunal de Defensa de la Competencia de don Amadeo Petitbó.
Acuerdo
PP-Ciudadanos para la investidura de
Mariano Rajoy, con 150 pactos. El PP
dijo sí a todo lo que se le proponía, sabedor de la vanidad tontorrona del líder de Ciudadanos,
Albert Rivera, quien, si no fuera por miedo, sería la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, con tal de dejar su sello.
Sin embargo, la idea del acuerdo número 13 -que ya es mala idea- no fue idea de
Garicano, aunque éste aplaudiera con entusiasmo (estos sabios, siempre en las nubes), sino de uno de los negociadores del PP, el actual ministro de Energía
Álvaro Nadal.
El acuerdo consiste en partir la actual CNMC en dos: "
una Autoridad Independiente de Defensa de la Competencia (AIDeCo), que asumirá las funciones de promoción de la competencia, de aplicación de la normativa española y europea de defensa de la competencia y de garantía de la unidad de mercado. La AIDeCo asumirá además las funciones de protección y defensa de los consumidores y usuarios, siguiendo el modelo imperante en la Unión Europea, sin perjuicio de las competencias que corresponden a las Comunidades Autónomas".
Suena muy bien pero
la verdad es que se convierte en un ente teórico. Se resucita el viejo Tribunal de Defensa de la competencia de don
Amadeo Petitbó, mucho ruido y pocas nueces. Al frente de esta división tan rimbombante se situaría el actual presidente de la CNMV,
José María Marín Quemada.
Y luego, un órgano mucho más práctico que asumiría la inspección y el control de, sobre todo,
energía y telecos, los dos grandes: como es un órgano con mucho más poder que el otro, ya conocido como "la agencia", se necesitan menos palabras para describirlos: "
Una Autoridad Independiente de los Mercados (AIReM) que asumirá las funciones de supervisión y control de los sectores económicos regulados (en especial, el sector energético, telecomunicaciones y audiovisual, transportes, y servicios postales, a los que se sumará el juego) y de resolución de conflictos entre operadores económicos".
Y casualmente,
al frente de esta sección sin nombre, la que tiene la sartén por el mango, figurará la actual vicepresidenta de la CNMC (verdadero dolor de muelas para
Mariano a lo largo de tres años), doña
María Fernández Pérez, íntima amiga del ministro Nadal, con quien colaboró codo con codo en la
Oficina Económica de Moncloa… entre otras cosas.
¿Y qué piensan los inspeccionados, las empresas? No se engañen: están felices: la que más grita es María pero el más duro es José, quien ha protagonizado feroces enfrentamientos con
Repsol o
Telefónica, por ejemplo.
¿Y si Nadal quería cargarse a Marín de derecho, no sólo de hecho, ¿por qué no cesarle? Pues porque no podía. Su puesto, al igual que el del gobernador del
Banco de España, es independiente y debe cumplir su mandato, para el que le quedan tres años. Demasiado para
Nadal, quien ha utilizado la fórmula de la fisión de la
CNMC para ningunear a
Marín Quemada y elevar a su amiga,
María Fernández Pérez (
en la imagen).
Y encima, el bobalicón de Rivera lo anuncia a bombo y plantillo: gran victoria del susodicho.
Todos contentos:
María Fernández coge el poder,
Álvaro Nadal ha colocado a su peón en un organismo presuntamente independiente del Gobierno, las grandes empresas han laminado a uno de sus inspectores más duros y
Albert Rivera, el regenerador,
lo ha anunciado como otro logro más de la muy regeneradora nueva fórmula de hacer política: la suya.
Por cierto, dividir la CNMC sólo sirve para devaluar su peso económico.
Y la media tiene marcha atrás. La división, que es lo más grave del asunto, parece que no. Los nombres no se ponen hasta el último día. Por ahora, yo diría que tampoco, pero a lo mejor
alguien quiere sacarle los colores a don Álvaro, el hombre que sueña con pasar por la puerta giratoria, desde el Gobierno a la Presidencia de alguna gran corporación. Su sueño, antes de ser nombrado ministro, era la
Presidencia de Iberdrola.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com