El Consejo de Prisa, presidido por Joseph Oughourlian -feliz y contento- decidió nombrar otro Ceo, porque con un consejero delegado, Manuel Mirat, al parecer no basta. A lo mejor tiene que empezar a trabajar el presidente.

Por partes, dijo Jack el Destripador. La situación en el grupo Prisa es de caos absoluto. Podemos decir que Miguel Barroso, que no trabaja en la casa, se ha convertido en el nuevo Juan Luis Cebrián de El País y la SER, parte en la gestión y parte en el ideario. Ahora bien, un externo, y socialista bastante sectario, como es Barroso, no parece la mejor garantía para pilotar el proyecto.

Al tiempo, todo apunta a Carlos Núñez Murias como el segundo Ceo de Prisa, responsable de la parte mediática, que no de Santillana, del Grupo pero sin influencia ideológica. En primer lugar, porque no es un periodista ni un intelectual: es un gestor enamorado de la digitalización.

Aún así, es el director general de Henneo, el grupo del Heraldo de Aragón donde el que manda es César Alierta.

Prisa continúa necesitando una ampliación de capital, la baza de Barroso para comprometer a Telefónica en Prisa-TV. La respuesta de Pallete sigue siendo no

Por si todo lo anterior fuera poco, en la SER tiemblan ante la salida de Augusto Delkáder. Sí, a su 71 años de edad está con un pie fuera y entonces: ¿quién va a mandar en la aún más sectaria SER? Más sectaria que El País, quiero decir.

La guinda: Prisa continúa necesitando una ampliación de capital, porque a Oughourlian le encanta lo que hace pero sigue teniendo a la empresa al borde del precipicio.

Esa ampliación es la que espera Barroso para, y van dos, intentar que Telefónica acuda con activos Movistar TV y no con dinero. De esa forma, él lograría su ansiado canal de TV socialista, -la otra Sexta-. Pero Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica sigue diciendo no. Ya hemos dicho en Hispanidad que, si pudiera, hace tiempo ha que se habría largado de Prisa.